El presidente del Gobierno planteó la idea y el presidente de Brasil aceptó. Fue así, según explicó el líder español y confirmó el brasileño, como José María Aznar y Luiz Inácio Lula da Silva acordaron ayer crear una "alianza estratégica" que se concretará en planes bianuales. El proyecto, que apunta a elevar las relaciones de España con Brasil al nivel de las de México o Argentina, dejó "satisfecho" a Lula, que derrochó pragmatismo y ganas de agradar en Madrid. Aznar anunció que a finales de octubre viajará a Brasil para sellar los primeros convenios de esta alianza.
La alianza quedó vertebrada por un modelo calcado del acordado por Brasil con Estados Unidos, a base de tres comisiones ministeriales que se ocuparán, respectivamente, de mantener un diálogo continuado sobre macroeconomía, inversiones y cuestiones relativas a los sectores regulados. El esquema está claramente orientado a cuestiones prácticas.
"Hemos venido aquí para decir a los empresarios, a los sindicatos, a los miembros del Gobierno, al Rey y a la Reina de España que Brasil sigue mereciendo su confianza", llegó a decir el presidente brasileño, expresando con una claridad insuperable el objetivo último de esta visita.
"Cuando era simplemente el líder de mi partido, elegía a mis socios en función de afinidades ideológicas y programáticas, pero ahora, como presidente del Gobierno, debatimos sobre lo que nos asemeja y no sobre lo que nos diferencia", añadió, al ser preguntado sobre la incidencia que pueden tener en la nueva alianza hispano-brasileña los puntos de vista enfrentados de dos líderes que se sitúan claramente en campos alternativos de izquierda y derecha.
Ambos restaron importancia a sus divergencias. Por ejemplo, sobre la guerra de Irak, Lula recordó cómo ya el pasado 10 de diciembre, antes de ser investido, le dijo al presidente de Estados Unidos, George W. Bush: "Mi guerra es contra el hambre, no contra Irak". Pero añadió que "la guerra acabó, y ahora el tiempo dirá quién tenía razón". Aznar asintió: "Acabamos de poner en marcha una alianza estratégica y no me parece justo que se exija que se haga la alianza sobre hechos anteriores".
Incluso en materia tan sensible como el terrorismo, Aznar consideró "lógico que sea una prioridad mayor para España [que para Brasil], porque aquí lo padecemos". Lula había declarado previamente que espera que el presidente del Gobierno "convenza a los socios de la Unión Europea de que la mejor manera de combatir el narcotráfico, el crimen organizado y el terrorismo es una política de desarrollo". "Sin ella, militarmente no habrá solución", añadió.
El presidente brasileño sostuvo también que el siglo XXI debe ser el de "la solidaridad de las economías sólidas con las débiles, para llegar a un mundo sin guerras ni terrorismo, ni delincuencia".
Pero luego quiso dejar constancia de que su aproximación a la realidad como gobernante está lejos de ser ideológica. "No estoy preocupado por ninguna vía, sino por las fórmulas de crecimiento que pueden crear rentas y empleo", manifestó cuando se le preguntó por el contenido de esa "cuarta vía" de la izquierda que se le atribuye. "Me preguntaron una vez si quería crear una quinta internacional y dije que no, que todavía no hemos resuelto los problemas de la primera ni de la segunda", bromeó.
"Estoy seguro de que mis sueños se pueden cumplir", concluyó. Se puede crecer y mejorar la situación social. Tengo cada vez más confianza, y el pueblo brasileño también. Sólo pido que no se me juzgue por estos seis meses [que lleva en el Gobierno]. Me quedan cuatro años".
Lula insistió en que propone una política responsable y no utópica. "Está claro que cuando pedimos más inversiones tenemos que dar la seguridad de que habrá la rentabilidad necesaria. Hay que tener garantías y hay que darlas cada día", dijo. Sólo pareció ponerse nervioso cuando una periodista brasileña le preguntó por si se había sentido presionado en Madrid para que favorezca la revisión de tarifas que pide Telefónica.
"No tengo que aclarar nada porque, aunque he hablado con empresarios, con sindicalistas, con políticos, con el Rey, nadie me ha preguntado nada", aseguró, antes de recordar que el nuevo cuadro de referencia de las tarifas, que entrará en vigor en 2006, ya está hecho y se aprobó en su casa. "No sé dónde está el problema", reiteró. Aznar recordó que la inversión española acumulada en Brasil durante los últimos años supera los 25.000 millones de dólares.
El líder brasileño valoró especialmente la ayuda que el Gobierno español pueda prestar para que avancen las negociaciones del acuerdo de asociación entre Mercosur -la organización regional integrada por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay- y la UE. También pidió a Aznar que apoye su proyecto de "integración física de América del Sur", un plan de construcción de ferrocarriles y carreteras. El presidente del Gobierno se comprometió a cooperar lo que pueda.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 17 de julio de 2003