Néstor Kirchner, presidente de Argentina desde el pasado 25 de mayo, necesitó ayer menos de 24 horas para dejar en Madrid un reguero de tensiones. Kirchner se reunió a desayunar en la CEOE con la flor y nata de los empresarios españoles, que, en vez de los ánimos que esperaban, se encontraron con una tensión completamente inusual en las visita oficiales de mandatarios extranjeros. El nuevo presidente argentino reprochó a sus interlocutores que protesten "con gran hipocresía" por la situación actual tras haber repatriado "exageradas" ganancias en los años en que gobernó Carlos Menem.
"El presidente nos ha puesto a parir", replicó José María Cuevas, anfitrión del encuentro, celebrado a puerta cerrada. Uno de los participantes describió la intervención del presidente como la "del argentino típico que todos conocemos". Otro comentó: "Lo peor es que hemos salido con una gran tensión y sin perspectivas ni compromisos concretos". El propio Kirchner reconoció a la prensa que la reunión había sido dura, pero calificó sus resultados de "muy productivos".
Fue el primero en intervenir, y entró atacando directamente con frases impactantes que, por la difusión inmediata que adquirieron en medios argentinos, parecen destinadas al consumo político interno. Dijo que los empresarios "tenían que haber hecho caso a la sociedad argentina, en lugar de a los Gobiernos anteriores, y les acusó de haber "apoyado un sistema que era inviable para Argentina y que generó el caos."
"Antes el Gobierno de Argentina firmaba cualquier cosa. Hoy lo que se firma será con un compromiso firme de que no se perjudique a nuestro país", añadió, aludiendo a la corrupción que alimentó el caldo de la crisis. "Como en las décadas anteriores, apoyaron ese sistema, ahora tienen que bancarse [aguantarse] sus consecuencias, porque ahora Argentina está pagando las suyas", concluyó Kirchner.
Le escuchaban, más o menos estupefactos, Francisco Luzón, director general del SCH; José Ignacio Goirigolzarri, consejero delegado del BBVA; César Alierta, presidente de Telefónica; Alfonso Cortina, presidente de Repsol-YPF; Rafael Miranda, consejero delegado de Endesa; Alfredo Redondo, presidente de Alcatel; Jesús de Polanco, presidente de PRISA; Antonio García Ferrer, presidente de Dragados, y Juan Miguel Villar Mir, presidente de OHL. Otros nueve directivos y el secretario de Estado de Comercio, Juan Costa, completaban esta representación de primera línea de las empresas españolas, que llevan invertidos en Argentina más de 40.000 millones de dólares.
Luzón fue el primero en intervenir y, según otros asistentes, sonó el más duro, precisamente por ese motivo. Dejó sentado que las inversiones de la banca española datan de 1999 y que, por tanto, no había habido tiempo material para obtener las grandes plusvalías de que hablaba Kirchner.
Como otros oradores que le siguieron, razonó que las empresas españolas trataban con los Gobiernos de los países donde ven oportunidades de negocios. Otros oradores destacaron que las inversiones de las grandes empresas españolas son "estratégicas" y han sido hechas con voluntad de permanecer, como demuestra que se mantengan, aunque generan pérdidas desde hace tres años y medio.
El presidente argentino agradeció de pasada que los empresarios españoles se hayan quedado en su país pese a las circunstancias, pero volvió a la carga.
"Hay que hablar con absoluta claridad", dijo Kirchner. "Muchas de las empresas privatizadas estaban viviendo de ese modelo. Hay una gran hipocresía cuando se protesta por la situación actual, habiendo remesado exageradas ganancias en dólares al exterior en la década de los noventa". Señaló, además, que no todos los sectores de Argentina se beneficiaron de ese proceso y recordó que "la deuda externa creció extraordinariamente y la pobreza se extendió".
"En la actualidad, queremos fortalecer el sistema político, jurídico y económico interno en un proceso de integración en el mundo", prosiguió.
En un nuevo turno de palabra, Alierta destacó que muchos argentinos trabajan en Telefónica, y no sólo en su país, sino también en España. La generalidad de los intervinientes afirmó, por otra parte, que la repatriación de beneficios es absolutamente normal en una economía de mercado, porque las empresas deben pagar dividendos, y aseguraron que seguirán haciéndolo. Algunos oradores advirtieron, además, que no son tantos los grupos internacionales que están dispuestos a invertir en Argentina en estos momentos.
"La Argentina tiene un futuro con o sin su ayuda. Si no la tenemos, no será fácil la recuperación, pero seguiremos adelante", replicó el presidente argentino.
Pleno apoyo de Aznar
La reunión concluyó en un clima más relajado, después de que Goirigolzarri invitara a moderar los enfrentamientos y sugiriera a Kirchner que no criticara indiscriminadamente a todos los empresarios españoles, porque, como ocurre siempre en la vida, ha habido quien ha hecho las cosas bien y otros que han sido peores.
Los problemas de revisión de las tarifas se tocaron sólo de pasada, por sugerencia de un concesionario de autopistas. El presidente argentino explicó que su Gobierno ha remitido ya al Parlamento el proyecto de ley que le da más facultades en la materia, para que los jueces no puedan anular las nuevas revisiones.
El mismo argumento fue repetido por Kirchner en La Moncloa, donde el líder argentino se entrevistó con el presidente del Gobierno, José María Aznar, que se declaró muy positivamente impresionado por el visitante.
"Nada desearíamos más los españoles que ver una Argentina recuperada, con creciente presencia internacional, con su confianza recuperada, demostrando una vez más la gran nación que es", declaró Aznar, tras reiterar que el nuevo presidente tiene todo su apoyo.
"Si Argentina ha tenido un amigo en el mundo, ese amigo ha sido España, y me alegro mucho de que haya sido así, entre otras cosas porque, cuando España pasaba hambre, Argentina le ayudó", dijo luego. Kirchner le agradeció el apoyo.
El presidente argentino fue tajante cuando se le preguntó si la Embajada de su país en Madrid podría financiar la defensa del ex militar Ricardo Miguel Cavallo, extraditado a España desde México con cargos de tortura y genocidio. "Argentina no defiende delincuentes", dijo.
"Yo envié 600 millones fuera"
Néstor Kirchner reprochó a los empresarios españoles haberse beneficiado de la política económica de Carlos Menem, recuperando toda su inversión e importantes dividendos en dólares. Cuando algunos banqueros dijeron que ellos habían desembolsado su inversión más importante en 1999 y que no les había dado tiempo, como decía Kirchner, a recuperar su inversión, el presidente argentino, en su réplica, les preguntó:
- ¿Quién los asesoró a ustedes? Porque cuando Repsol compró Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), ese dinero, 600 millones de dólares, yo, como gobernador de la provincia de Santa Cruz, lo saqué fuera del país. Lo envié a la Reserva Federal de Estados Unidos. Aquí está el señor [Alfonso] Cortina, él lo sabe bien.
Kirchner señaló hacia donde estaba sentado Alfonso Cortina, presidente de Repsol-YPF, quien asintió positivamente con un movimiento de cabeza.
Según Kirchner, el dinero de su provincia en la Reserva Federal -y más tarde en Suiza, para evitar posibles embargos de los acreedores internacionales- se remuneraba al 1,4% anual mientras que los inversores extranjeros en Argentina obtenían el 20% anual.
Kirchner dijo al terminar la reunión que se llevaría bien con los empresarios. Y puso como ejemplo su larga relación con Alfonso Cortina.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 18 de julio de 2003