La euforia con la que el Gobierno vendió la apertura total del mercado eléctrico a principios de año ha languidecido mes a mes. En el teléfono de atención a los usuarios instalado en la Comisión Nacional de la Energía (901102003) se atendían, en las primeras semanas de 2003, una media de 450 llamadas diarias solicitando información. Ahora, según el organismo que preside Pedro Meroño, la media no alcanza las 80 llamadas.
Ante la evidencia de que la liberalización no ha calado entre los usuarios, el Ministerio de Economía destinará próximamente alrededor de tres millones de euros a relanzar la idea de que ningún usuario está obligado a pagar toda su vida el mismo recibo. El dinero, previo convenio, lo gestionará la Comisión de la Energía y tendrá tres apartados: folletos explicativos a partir del mes de agosto, intensificación del centro de atención telefónica a los usuarios y campañas en prensa, radio y televisión.
La idea de la CNE es, además, poner a disposición de los usuarios un "comparador de precios" para que, en función de la potencia contratada y el consumo anual, el cliente pueda comparar las ofertas existentes en el mercado.
Claro, que éstas dependerán en gran medida de la estrategia que lleven a cabo las compañías eléctricas. Éstas, por el momento, realizan pocas ofertas, a clientes escogidos y vendiendo un paquete conjunto de electricidad y de gas natural.
En esta situación, las asociaciones de consumidores, cooperativas, promotoras inmobiliarias y grandes superficies adquirirán, cada vez más, según coinciden todas las empresas y especialistas, un papel relevante en las relaciones entre empresas energéticas y consumidores. Sólo la asociación de muchos pequeños consumidores puede impulsar lo que hasta ahora no ha sido posible: negociar con naturalidad con los suministradores el precio de la luz en un sector en teórica competencia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 19 de julio de 2003