"Aquí tenemos unas cancioncitas para todos ustedes", anuncia Ëlfego Buendía, el último alias de Rubén Albarrán, el hiperactivo vocalista de los tacubos mexicanos. El respetable responde con un rugido de felicidad. Las circunstancias lo justifican: la insólita oportunidad de disfrutar en una sala pequeña de Café Tacuba, el grupo que encarna desde hace muchos años la creatividad, el ardor del mejor rock hispanoamericano. Y lo de cancioncitas es exacto, aunque no se merezcan el diminutivo. Café Tacuba trafican en pasmosas canciones, propias o ajenas. Grupo proteico, puede saltar con naturalidad del tecno al pop beatle, del ska al punk rock. Además, Café Tacuba tiene una especial querencia por los sonidos del México rural. El segmento rústico está ahora maravillosamente resuelto con la presencia del folclorista Alejandro Flores, que toca violín y requinto jarocho. Un son guerrerense, Tortolita, antecede a la versión veracruzana de Ojalá que llueva café, de Juan Luis Guerra. Momento de puro delirio, aunque las apoteosis abundan en los conciertos de Café Tacuba. Éste es un grupo que ejerce su libertad sin complejos, en sus lanzamientos y en sus actuaciones. Seguramente es la primera vez que suena un tema de Nacho Cano (No controles) en el Suristán. También hay momentos de calma: Emmanuel del Real se pone al frente para cantar Eres, una de las perlas pop de Cuatro caminos, la polifacética última entrega del grupo. La grata novedad de Cuatro caminos, aparte de contar con productores estadounidenses de tronío, es la incorporación de un baterista: el repertorio ha ganado en pegada.
Café Tacuba
Ëlfego Buendía (voz), Joselo Rangel (guitarra), Emmanuel del Real (teclas, guitarra), Kike del Real (bajo), Alejandro Flores (violín, requinto), Luis Ledesma (batería). Invitado: Ramón del Real (guitarra). Sala Suristán. Madrid, 17 de julio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 20 de julio de 2003