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LAS VENTAS | LA LIDIA

Nocturna de poco brillo

La noche fue cálida y el festejo poco brillante. Los novillos de Sorando, en un principio fueron manejables, pero en la segunda parte resultaron deslucidos y terminaron por ensombrecer y apagar el entusiasmo que la buena gente traía a buen seguro consigo, para apoyar a los nuevos valores de la torería. Fransciso José Palazón saludó a su primero por verónicas desiguales, algunas mecidas, sin relacionar. Reconstruyó después una faena de muleta a media altura, sin obligar, ni terminar de ligar, para no abusar de un novillo de escasa fortaleza. La figura vertical resultó fría. Sin apretar riñones ni corazón: en el cuarto se limitó a no perder el rumbo y porfiar ante el descompuesto mansurrón.

Sorando / Palazón, Cruz, López.

Novillos de Sorando, bien presentados, los tres primeros manejables; el resto, deslucidos. Francisco José Palazón: vuelta; aviso y silencio. Fernando Cruz, nuevo en la plaza: oreja; aviso y silencio. Ismael López, nuevo en la plaza: aviso y saludos; vuelta. Plaza de Las Ventas. Nocturna. 18 de julio. Más de media entrada.

Fernando Cruz alborotó los tendidos al saludar a su primero con tres largas cambiadas con las rodillas hincadas entre las rayas del tercio y unas verónicas calientes de concepto. La faena de muleta tuvo buen planteamiento, quietud en las zapatillas y un querer hacer bien las cosas, amén del temple necesario. Sufrió una aparatosa voltereta a la salida de un pase de pecho, de la que salió con la taleguilla rota y un serio golpe en el mentón. A su segundo, muy castigado en el caballo, le robó algún muletazo meritorio, que debe ser tomado en cuenta.

Ismael López, a su primero le hizo una faena larga, un tanto deslavazada, con detalles de buen gusto en lo accesorio. Basada casi toda sobre el pitón izquierdo, con el estoquillador cogido por un extremo. En el sexto, se llevó una voltereta importante al comienzo del trasteo muleteril. No sé arrugó, logró algún pase sin lucimiento y terminó por realizar un muy certero espadazo en todo lo alto, del que salió el novillo rodado sin puntilla.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 20 de julio de 2003