Como contestación a la carta publicada el 18-7-03, firmada por el señor Alberto Asensi Vendrell, quisiera ver publicadas las siguientes líneas:
Por la Santa Inquisición, por el apoyo de la Iglesia española al régimen franquista, por el Vaticano, que miró hacia otro lado durante el holocausto, por toda la sangre derramada en el nombre de su Dios, por todos sus ejércitos, por la negación de los derechos más elementales a los homosexuales, por su funcionamiento interno tan poco democrático, por mi infancia abofeteada (literalmente) por sus sacerdotes, por sus insignes pederastas, por su incansable oposición al progreso, por su inmovilismo, por las costumbres apolilladas de sus jerarquías, por su responsabilidad en la muerte por sida de tantas personas, por su mojigatería, por su turbia obsesión por la sexualidad ajena, por el arzobispado de Valladolid y sus inversiones financieras, por mi dinero gastado en adoctrinamiento católico en escuelas públicas, por todos estos motivos y alguno más, votaré no a una Constitución europea que ligue nuestro destino al de sus creencias religiosas, por muy respetables que sean.
Porque la construcción europea no es exclusivo patrimonio del cristianismo. Enciclopedismo, racionalismo, comunismo, fascismo, liberalismo y muchas otras corrientes de pensamiento que han tenido influencia planetaria tuvieron su cuna en nuestro continente, sin que por ello nadie tenga derecho reclamar una mención expresa hacia ninguna de ellas en una futura Constitución europea. Por otra parte, debería considerar que si usted puede escribir, como ha hecho, un ¡viva la democracia! en un periódico libre de cualquier censura es a pesar de la pertinaz oposición a la libertad de expresión que han demostrado sus correligionarios a través de los siglos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 20 de julio de 2003