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Entrevista:IÑAKI ARRIOLA | Alcalde de Eibar | LOS NUEVOS ALCALDES | DOS MAYORÍAS ABSOLUTAS

"La gente no quiere perder calidad de vida con el 'plan Ibarretxe"

San Sebastián
Los alcaldes de Gernika, Miguel Ángel Aranaz, y de Eibar, Iñaki Arriola, difieren de partido -el primero del PNV, el segundo del PSE-, pero coinciden en dos cosas: ambos han regido ya antes su consistorio y ambos gozan este mandato de la comodidad de una mayoría absoluta, Aranaz por vez primera para su formación desde hace 16 años. El primer edil vizcaíno se marca como prioridad cumplir íntegramente su programa, mientras que su homólogo guipuzcoano aprovecha esta entrevista para criticar el plan soberanista del lehendakari, Juan José Ibarretxe.

Iñaki Arriola (Eibar, 1959) ha cumplido diez años como alcalde. Gobernará con mayoría absoluta gracias "al apoyo recibido a la gestión municipal y al voto que ha arrastrado el PSE" en los últimos comicios.

Pregunta. ¿Los resultados electorales han estado condicionados por la ausencia de Batasuna?

Respuesta. Batasuna ha obtenido los mismos votos que en las autonómicas de 2001. Respecto a 1999, una parte de su electorado se ha ido esta vez a la coalición PNV-EA y a IU.

P. 1.800 votos nulos son muchos votos. ¿Participarán en la vida municipal?

R. Sí, son muchos. El Ayuntamiento de Eibar tiene un reglamento orgánico muy participativo y abierto; yo no voy a cambiar nada en este sentido.

"González de Txabarri necesita un margen de confianza en la Diputación"

P. Como juntero en Guipúzcoa, ¿cómo analiza la llegada de González de Txabarri?

R. González de Txabarri necesita un margen de confianza. Es verdad que Sudupe ha sido un buen diputado general, dialogante, partidario de los consensos e inequívoco frente a la violencia y a favor de las víctimas.

P. Los socialistas sintonizaron bien con él en la Diputación...

R. Ahora la situación es distinta. El anterior equipo de gobierno estaba en minoría y eso obligaba a llegar a acuerdos. Los socialistas hicimos un gran ejercicio de generosidad política porque, sin estar en el gobierno ni aspirar a ello, se lograron acuerdos importantes para Guipúzcoa. Nuestra postura hoy es la misma. Estamos en la oposición, pero no rechazaremos las medidas que favorezcan el desarrollo de la provincia.

P. ¿Los resultados de los comicios han sido un empujón para el plan Ibarretxe?

R. Los ciudadanos han decidido cuáles son los mejores programas y equipos de gobierno en los ayuntamientos y las diputaciones. Posiblemente, la mayoría de los vascos no tenían otras cosas en la cabeza. Vamos a pensar que las elecciones municipales son mayores para los ciudadanos. La gente es cada vez más consciente de ello y discrimina muy bien lo que está votando.

P. ¿No augura un acelerón soberanista tras el verano con estos resultados?

R. Si analizamos a fondo los resultados en Guipúzcoa, los nacionalistas han ganado en las Juntas Generales, pero las ciudades y pueblos más importantes de la provincia tienen un alcalde socialista. Cuidado, no estamos en una situación política monocolor. Estamos en un país muy plural, y esto lo tiene que tener en cuenta Ibarretxe. Este país saldrá adelante cuando nos respetemos todos y busquemos los acuerdos sin imponer nada a nadie.

P. ¿Qué supondría la aplicación del plan Ibarretxe?

R. Un plan soberanista para Euskadi es perjudicial porque genera incertidumbre. Las inversiones se verían resentidas y las posibilidades para la creación de riqueza y empleo mermarían. En los últimos años, en una situación política de enfrentamiento, Euskadi ha salido adelante sola, con el Gobierno vasco y las diputaciones en minoría. La coyuntura económica general favorable ha permitido que el país avanzara, pero este grado de crispación en época de crisis económica sería una bomba social. Cada cual hace su apuesta política, pero marcar unos ritmos sin existir un consenso amplio sobre el marco político de futuro produce crispación, incertidumbre y no aporta nada positivo a los ciudadanos. La gente desea mantener una buena calidad de vida, que es la que en general tenemos en este momento. Nadie quiere poner en riesgo la calidad de vida actual ni perder un nivel de autogobierno importante.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 20 de julio de 2003