Victor Kurishew, nacido en Rusia hace 21 años, vino a buscar trabajo como profesor de alguno de los tres idiomas que domina, incluido el español. No lo encontró. De eso hace seis meses y ha pasado los últimos tres en los cuarteles. "Muchos de los que estamos aquí tenemos formación para trabajar. Los papeles nos atan las manos, por lo menos podrían darnos un permiso temporal". Sobrevive con el dinero que le mandan sus padres. Otros, como un chaval checheno que está a su lado, tienen menos suerte: son ellos los que mandan dinero a los suyos, que viven en un campo de refugiados.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 21 de julio de 2003