Mala suerte para Reyes Mendoza en el día de su confirmación. Un toro retinto y cinqueño de Prieto de la Cal le cogió cuando ensayaba el primer muletazo de su faena inaugural. El toro no respondió al pase por alto con el que pretendía comenzar el trasteo, casi pegado a tablas, sobre la mano derecha y por el pitón izquierdo. Un derrote brutal al cuerpo, y el torero cordobés cayó en la arena con el muslo partido. No pudo incorporarse, tuvieron que llevárselo en volandas hacia la enfermería con premura. Sufre una cornada en el muslo izquierdo de quince centímetros, y otra en la región escrotal con ablación del testículo derecho. Un aire de tragedia teñía la tarde.
De la Cal / Castaño, López, Mendoza.
Toros de Prieto de la Cal, desigualmente presentados, mansos de juego irregular. Javier Castaño: estocada que asomo y dos descabellos (silencio); pinchazo y estoca perdiendo muleta (silencio); estocada tendida y contraria (silencio). Tomás López, que confirma la alternativa: pinchazo, estocada -aviso- (silencio); pinchazo estocada (silencio), estocada (vuelta con protestas). Reyes Mendoza, que confirma la alternativa: es cogido en su primero, sufre dos cornadas de pronóstico grave. Plaza de Las Ventas, 20 de Julio.
Javier Castaño estoqueó ese segundo toro. En un principio, el torero afincado en Salamanca, intentó pararse y dar muletazos. Pero el toro retinto y cinqueño había aprendido y estaba peligroso, cada vez se quedaba más corto. La solución fue abreviar cuanto antes, coger la espada y acabar con tan difícil animal. En el segundo que estoqueó Castaño, tuvo una pequeña oportunidad de armar una faena breve, bien dicha, pero el toro fue a menos, y el espada no terminó de cogerle el temple y la distancia adecuada. Unos ayudados por alto de tanteo, templados, fue la única, solitaria nota, que no configuró la obra que pedía el toro. Al quinto le dio buenas verónicas por el pitón derecho, un recibimiento que prometía expectativas de mejores embestidas próximas y muletazos largos de mano baja. Pero no se cumplió en absoluto lo soñado, pues el torito berrendo en negro se paró en la muleta, probó y se quedó corto. Se limitó pues Castaño a estar voluntarioso y machacón.
Tomás López, en el toro de su confirmación, estuvo a medias. Ya que no aprovechó las bondades de un jabonero sucio, puro veragua, al que lanceó con cierta desgana. En el último tercio, templado y correcto en el comienzo y los finales, se dejó pasar el rato corriendo la mano por las afueras y sin ligar los muletazos. El segundo de su lote fue un inválido muy mal picado. Con semejante panorama, Tomás López poco podía hacer que no fuera faena de aliño e igualar y realizar la suerte suprema a ley. Mas todo lo hecho transcurrió entre el general aburrimiento.
Lidió el sexto Tomás López en lugar de Reyes Mendoza, un torillo manejable de buen conformar. Un burel que fue a menos, como la faena sin relieve del reciente confirmado espada, que siempre realiza la suerte final con la izquierda. Algo que en esta ocasión hizo muy bien. Sería lo más logrado de toda su actuación. A este último de la tarde, le puso Oscar Reyes, de la cuadrilla de Reyes Mendoza, un excelente par de banderillas; como hiciera en el segundo. Una grata muestra de arte y torería.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 21 de julio de 2003