Los primeros ministros israelí y palestino, Ariel Sharon y Abu Mazen, se reunieron ayer en Jerusalén, pero no lograron ponerse de acuerdo con respecto al principal punto del orden del día: la liberación de los presos. Mientras los palestinos reclaman la excarcelación de cerca de 3.000 reclusos, casi todos ellos políticos y combatientes de la Intifada, los israelíes contemplan sólo la puesta en libertad de unos 350, en su mayoría delincuentes comunes y presos administrativos. Ésta es la cuarta reunión que celebran los dos jefes de Gobierno en poco más de tres meses.
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Ariel Sharon y Abu Mazen discutieron ayer durante dos horas sobre el proceso de pacificación, centrándose en un tema muy concreto, la liberación de los presos palestinos, un requisito establecido en la Hoja de Ruta, que los israelíes se niegan a cumplir, con el argumento de razones de seguridad o con la exigencia en contrapartida de la desarticulación y aniquilación de las organizaciones radicales de Yihad Islámica y Hamás.
Los israelíes presentaron en la reunión la lista oficial de los 350 prisioneros palestinos que se ofrecen a liberar, una lista configurada esencialmente por delincuentes comunes, trabajadores ilegales y presos administrativos que no militan en ninguna organización radical y que no están acusados de delitos de sangre. La delegación palestina se negó a aceptar el documento y reclamó como alternativa la liberación de al menos la mitad de la población recluida -unos 3.000-, empezando por los prisioneros más antiguos, ya juzgados, algunos de los cuales llevan 20 años en las cárceles.
La delegación israelí se negó tajantemente a aceptar la propuesta, pero antes de dar un portazo, sugirió la posibilidad de crear una comisión mixta, constituida conjuntamente con los palestinos, para que trate de resolver la crisis. Sin embargo, los trabajos de esta reunión no se celebrarán hasta dentro de diez días, cuando el primer ministro israelí y palestino hayan efectuado su viaje a Estados Unidos. Abu Mazen viaja el 25 a Washington, y Ariel Sharon, el 29 de julio.
Sharon y Mazen tampoco lograron ponerse de acuerdo sobre otros puntos secundarios de la reunión, entre los que se encontraba el repliegue del Ejercito israelí de las ciudades de Cisjordania, el levantamiento de los controles de las carreteras y la liberación del presidente Yasir Arafat, quien se encuentra sometido a arresto domiciliario en su cuartel general de la Mokata. El primer ministro palestino respondió a cada una de estas reivindicaciones con evasivas y condicionó su decisión a su discusión posterior en un comité bilateral.
Testigos presenciales aseguraban ayer que la sesión de trabajo se celebró en medio de un clima de gran tensión, y que miembros de las dos delegaciones se intercambiaron incluso gritos y amenazas. Sin embargo, estas versiones fueron desmentidas por un comunicado oficial israelí que aseguró que el encuentro se desarrolló tranquilamente.
Al margen de apreciaciones con respecto al clima de la reunión, la conclusión es evidente; el problema de los presos palestinos continúa bloqueando el proceso de pacificación, a pesar de las presiones de Estados Unidos, las exigencias de la calle palestina y de los grupos radicales, que condicionan el mantenimiento de la tregua declarada hace tres semanas a que sus militantes recobren la libertad. Ayer, en una nueva demostración de fuerza, cerca de dos mil personas, en su mayoría familiares de presos políticos, se manifestaron por las calles del centro de Gaza. [Un militante palestino de la organización Yihad Islámica murió anoche en Cisjordania durante un enfrentamiento con el Ejército israelí, informa France Presse.]
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 21 de julio de 2003