En el despunte de la temporada alta del turismo, la avería general del sistema eléctrico de Mallorca representa un golpe imprevisto a la imagen de una economía en situación crítica, según asumieron anoche empresarios del sector servicios. En el cinturón litoral callaron las discotecas y se hizo una rara oscuridad y la televisión no pudo ser la alternativa de refugio. Nada funcionó. Los hoteles entraron en penumbras hasta más allá de la madrugada, sin poder preservar los alimentos perecederos y en algunos casos no se pudieron usar las tarjetas magnéticas para abrir las habitaciones. Los empleados se deshacían en imposibles explicaciones a los clientes extranjeros y nacionales. No había explicaciones posibles, ni horario para anticipar una solución. Los ventiladores y el aire acondicionado fueron pura decoración, piezas inmóviles en plena canícula casi de fuego.
Los ascensores de las altas torres de la costa quedaron parados. Cientos de restaurantes y bares echaron a perder mariscos, carnes y helados. Sin luz no funcionaron en muchas zonas periféricas, rurales y centrales de Mallorca, los servicios de agua potable y miles de usuarios de Internet no pudieron conectarse a la Red por falta de corriente en el módem de sus portátiles. La red de teléfonos móviles quedó inutilizada o saturada. El panorama agobiaba.
La carretera del acceso central a Palma por la calle Aragón presentaba un aspecto fantasmal y peligroso, sin semáforos, seis horas después de que saltara el sistema de Gesa. Las depuradoras de aguas residuales y sus emisarios al mar entraron en situación muy crítica. Se dieron decenas de miles de episodios anecdóticos y muy molestos, y situaciones complicadas y peligrosas para los usuarios afectados. 1,5 millones de personas a mitades entre residentes y turistas fueron víctimas episódicas del fallo. Los bares y restaurantes que cerraron por no poder facturar ni pasar las tarjetas de crédito a los clientes, con cenas y copas servidas a luz de velas. Miles de clientes de centros comerciales marcharon sin comprar al colapsarse los automatismos de las cajas. Los aparcamientos subterráneos bloquearan a cientos de clientes. La prensa sensacionalista de Alemania y del Reino Unido atiende con grandes titulares y vehemencia cualquier suceso que afecta a la tierra en la que veranean casi cinco millones de sus conciudadanos cada año. El Bild alemán vende en verano más diarios en Mallorca que la suma de dos diarios locales.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 22 de julio de 2003