Comentario de la carta de A. Jimeno publicada el 10 de julio. El Tratado de Roma establece como un objetivo la libre circulación de las personas: que cualquier ciudadano de la Unión Europea pueda trabajar en todos los Estados miembros de la UE. Lógicamente, se necesita armonizar todos los títulos y diplomas oficiales; además, este ciudadano debe recibir una formación equivalente en todos los Estados miembros: un bachiller francés debe tener unos conocimientos equivalentes a los de un bachiller danés, español o italiano. Por este motivo, es imprescindible unos programas escolares análogos -no idénticos- y unas pruebas de conocimientos equivalentes realizadas y controladas por la Comisión de la Unión Europea.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 22 de julio de 2003