Los mercados de valores han entrado en una fase de desconcierto total tras el retraso en las perspectivas de crecimiento económico a uno y otro lado del Atlántico.
Las cotizaciones, sin presión alguna por parte del dinero, se mueven sin rumbo fijo y quedan a merced de cualquier acontecimiento puntual, sea o no importante. Con ese ambiente, las opciones diarias se centran en las propias empresas, que, en esta fase veraniega, tampoco dan mucho de sí.
Los resultados que vienen publicando las empresas estadounidenses apenas justifican el énfasis que los analistas pusieron en ellos, con lo que los inversores europeos tuvieron que conformarse ayer con pocas noticias económicas y de dudosa influencia sobre las cotizaciones: la confirmación del descenso de los pedidos industriales en Alemania en el mes de mayo, el ligero incremento del IPC en Francia en junio y el inesperado avance de la confianza de los consumidores en Italia en este mes.
El mercado español se movió con constantes altibajos a lo largo de toda la jornada, para cerrar con un avance del 0,55% en el Ibex 35 y del 0,42% en el índice general de la Bolsa de Madrid, mientras que París terminaba el día con una subida del 0,38%, y Londres, del 0,88%. La Bolsa de Francfort se mostraba algo más animada a última hora y ganaba el 0,80% poco antes del cierre, a pesar de las malas expectativas de empleo para este invierno.
La Bolsa de Nueva York también abrió con numerosos altibajos y a media sesión ofrecía un avance del 0,70% en su índice Dow Jones de valores industriales, después de que las encuestas mostraran la negativa valoración que los ciudadanos estadounidenses hacen de la forma de llevar la economía de su presidente.
La contratación en el Mercado Continuo fue de 2.020,20 millones de euros, con casi 1.000 millones aportados por las operaciones institucionales, lo que indica que en los próximos días pueden darse mínimos anuales si no se descubren nuevos alicientes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 23 de julio de 2003