Varios países europeos valoraron ayer la muerte de los hijos de Sadam Husein como un elemento que puede favorecer la estabilización de Irak, en un momento en el que las tropas de ocupación se enfrentan a una guerra de guerrillas. "Es un gran día para el nuevo Irak", dijo el primer ministro británico, Tony Blair, mientras que el ministro de Exteriores, Jack Straw, calificó a Uday y Qusay de "psicópatas".
La portavoz del Ministerio de Exteriores francés, Cécile Pozzo-di-Borgo, opinó que "se ha pasado una nueva página en el régimen de Sadam". "Esperamos que eso contribuya a la vuelta de la estabilidad en Irak", añadió. Su homólogo alemán se manifestó en el mismo sentido, pero el viceministro ruso de Exteriores se mostró más reservado: "Es difícil de decir cómo puede influir en el desarrollo de la situación en Irak", afirmó Iouri Fedotov.
Desde Bruselas, el secretario general de la OTAN, George Robertson, dijo que no creía que "nadie llore la muerte de dos odiados torturadores", y que "seguramente va a ayudar a reforzar el mensaje al pueblo iraquí de que las cosas han cambiado de forma permanente y para mejor".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 24 de julio de 2003