El Ayuntamiento de Nueva York fue ayer el escenario de un ajuste de cuentas. El candidato a una concejalía de Brooklyn disparó varios tiros contra su rival político mientras ambos asistían, desde la tribuna de invitados, a una sesión del Consejo Municipal. El asesino fue a su vez derribado por un policía que sacó su arma y empezó a disparar. El agresor y la víctima murieron poco después de ser trasladados al hospital. El tiroteo ocurrió a unos metros de la oficina del alcalde, Michael Bloomberg, que tras el pánico declaró que fue "un día muy triste para Nueva York".
Una vez más el estruendo de las sirenas de la policía aturdió la parte baja de Manhattan y trajo recuerdos de otras tragedias. Ayer por la tarde, a unas cuantas calles de la zona cero, dos hombres, el concejal James Davis y el candidato que aspiraba a sustituirle, Othniel Askew, entraron en el Ayuntamiento para asisitir a una sesión municipal rutinaria. Las cámaras de seguridad los grabaron subiendo juntos las escaleras hasta la tribuna, conversando tranquilamente. Al ir con Davis, Askew no tuvo que pasar por el detector de metales. Resultó ser un error mortal.
A las dos y ocho minutos de la tarde (ocho de la noche hora española) Askew se levantó, sacó el Smith & Wesson plateado que llevaba en la chaqueta y apuntó a Davis. Los testigos contaron como se ensañó con su víctima disparándole varios tiros en el pecho. Cundió el pánico. Un policía de paisano, en la sala de sesiones, vio como Askew pegaba tiros desde la tribuna. Sin saber muy bien lo que pasaba, apuntó y le alcanzó. La gente empezó a salir despavorida.
Nadie sabía muy bien lo que estaba pasando. Los primeros informes parecían indicar que el asesino había conseguido escapar. Las televisiones mostraron en directo dos camillas saliendo del recinto pero se temía que hubiera más víctimas. Nueva York, ciudad traumatizada y en constante alerta, sacó toda la parafernalia antiterrorista. El barrio fue rápidamente acordonado y se cerraron los puentes cercanos de Brooklyn y de Williamsburg.
"Estaba trabajado en mi oficina cuando de pronto oí gritos", comentó más tarde el alcalde Bloomberg, "la policía llegó enseguida y me dijo que había habido un tiroteo. Primero pensé en el grupo de niños que estaba visitando el Ayuntamiento y ordené que los trajeran".
La policía reconoció que Askew pudo saltarse los estrictos controles de seguridad porque iba acompañado de Davis, que como concejal podía ahorrarse los tramites de la policía. "Nunca he vivido algo tan horrible", dijo luego Bloomberg en rueda de prensa, "es impensable que un concejal haya podido ser asesinado en el Ayuntamiento".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 24 de julio de 2003