Barcelona ha dejado de ser una ciudad modelo. Al menos, tal es la opinión que el presidente de CiU en el Ayuntamiento, Xavier Trias, expresó ayer al presentar el balance que su partido hace de la ciudad cara al verano.
Trias acusó tanto al Ayuntamiento como al Gobierno central de "desidia" en la solución del conflicto de los cuarteles de Sant Andreu, ocupados por inmigrantes indocumentados. "El desalojo en agosto es bastante impresentable porque parece hacerse con nocturnidad y alevosía", aseguró. El portavoz municipal del PSC, Ferran Mascarell, replicó con contundencia: "Las declaraciones de Trias son una obscenidad y están repletas de oportunismo".
El dirigente convergente criticó también que no se apliquen las ordenanzas que prohíben la presencia de los limpiacristales en la calzada, la venta ilegal en la calle y el timo del trile. Para solucionar el problema, propuso una solución que comienza a ser clásica: aumentar la plantilla de la Guardia Urbana.
Trias explicó la causa de su negra visión: "La falta de gestión del día a día del gobierno municipal, preocupado por organizar tan sólo grandes acontecimientos [en referencia a los Mundiales de Natación y al Fòrum 2004] y por inventarse otros nuevos".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 25 de julio de 2003