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Kirchner promete "reglas cristalinas" a los empresarios de Estados Unidos

Tan sólo hizo falta que Néstor Kirchner pronunciase una frase para que la flor y la nata del empresariado de Estados Unidos tomase nota de que el presidente argentino está lejos de encabezar una cruzada contra el capitalismo de mercado en su país. "Pretendo hacer de Argentina un país serio y no tengo ninguna vocación por volver a estatizar las empresas públicas privatizadas", señaló Kirchner ante un auditorio repleto en la Sociedad de las Américas, el exclusivo club que reúne a los principales ejecutivos de EE UU, dentro de un discurso que pareció diseñado para llevar tranquilidad a los hombres de negocios de Nueva York.

David Rockefeller, el multimillonario presidente de la entidad, sonrió satisfecho tras las palabras de Kirchner. Cerca suyo, William Rhodes, vicepresidente del Citigroup y un hombre con inmejorables contactos con la cúpula del Fondo Monetario Internacional (FMI), asintió con un sutil gesto de aprobación. Ambos, sin embargo, acababan de vivir un instante de zozobra cuando Kirchner dijo que "pretendía hacer la revolución en Argentina". Para tranquilidad de los presentes, Kirchner esbozó una sonrisa cómplice hacia sus asesores y completó la frase: "Pero esta será una revolución de la seriedad, para convertir a Argentina en un país previsible, con reglas claras y cristalinas".

El único obstáculo que el ímpetu de Néstor Kirchner no pudo sortear en su gira por EE UU fueron las inclemencias meteorológicas. El presidente tuvo que postergar hasta ayer su llegada a Nueva York, prevista incialmente para la noche del miércoles, ya que un vendaval que se desató sobre Washington hizo que las autoridades de la base militar de Andrews insitieran en que "era imposible despegar". Kirchner, que se definió a sí mismo como "un patagónico cabezadura" frente a su homólogo estadounidense, George W. Bush, no quería darse por vencido: "No abandonó la idea de volar hasta que le mostramos el parte meteorológico", confíó divertido un integrante de la comitiva.

"Ya cruzamos el Jordán"

El resultado de esta visita es crucial para que Argentina logre cerrar pronto un nuevo acuerdo con el FMI, ya que los empresarios de EE UU -especialmente los banqueros- tienen una considerable influencia sobre el humor de la directiva del Fondo.

Un asesor de Kirchner deslizó que, sin embargo, el líder argentino en ningún momento pidió a los ejecutivos un apoyo explícito. "Nosotros ya cruzamos el Jordán... ya pasamos por el barro. ¿Qué más quieren? El país quebró y, si lo desea, el FMI puede llevarse hasta la heladera [nevera]", explicó, con una dosis de fina ironía, otro colaborador del presidente argentino.

El próximo 31 de agosto vence el acuerdo provisional que el ex presidente Eduardo Duhalde firmó con el Fondo, y el país austral no tiene el dinero suficiente para afrontar los pagos de debe realizar entre septiembre y diciembre de este año, cuyo monto total asciende a la friolera de 13.000 millones de dólares.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 25 de julio de 2003