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Crítica:

Construyendo miradas

Esculturas, fotografías, pinturas, instalaciones y vídeos realizados en los últimos treinta años integran la muestra La construcción del espectador, en A Coruña. Una exposición que parte de la premisa de que la obra de arte no tiene sentido si quien la contempla no la interioriza.

Obras realizadas en las últimas tres décadas y que requieren la presencia activa del espectador para alcanzar un significado pleno integran la muestra La construcción del espectador. Diciséis esculturas, fotografías, pinturas, instalaciones y vídeos de artistas clásicos del arte actual han sido seleccionados de la colección de la Fundación "la Caixa" para interactuar con el público y plantearle preguntas sobre el papel del espectador y su relación con el arte contemporáneo. Son obras con un significado abierto que puede cambiar en función del contexto en que sean presentadas y de la intencionalidad de quien las mire. El valor de la experiencia prima sobre lo formal al contribuir el sujeto y el espacio a crear la obra de arte.

LA CONSTRUCCIÓN DEL ESPECTADOR

Varios autores

Fundación Luis Seoane

Durán Loriga, 10. A Coruña

Hasta el 28 de septiembre

Un buen ejemplo de la filosofía de la muestra es la instalación Waste Land, de Juan Muñoz (1953-2001). Las formas geométricas dibujadas en el suelo conducen al visitante a un muñeco de ventrílocuo que parece estar esperando que alguien le haga hablar. Al llegar a su lado se comprueba que se trata de una figura de bronce que nunca hablará. La instalación acaba convirtiéndose en una ceremonia en la que cada espectador escenifica su representación devastada.

En la videoinstalación Good Boy Bad Boy, de Bruce Nauman (1941), sólo la implicación subjetiva del público permite desvelar la tensión emocional que subyace en los monólogos de dos actores que pronuncian una letanía de frases monótonas. Por su parte, Günter Forg (1952) cubre sus fotografías con cristales que reflejan la imagen de quien contempla las obras. Así hace tomar conciencia al público de su propia representación.

Los paisajes marinos de Sugimoto (1948) tratan de sugerir un concepto uniforme sobre el objeto fotografíado -el mar-. Es la acción del espectador lo que confiere significado e intencionalidad a imágenes de apariencia neutra.

Con esta exposición, la Fundación Luis Seoane en A Coruña inicia una programación que además de mostrar las últimas tendencias del arte pretende generar un espacio crítico y de reflexión sobre el mismo. Se trata de construir al espectador, partiendo del principio de que la obra de arte no tiene sentido si quien la contempla no la interioriza.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de julio de 2003