No entiendo por qué razón provoca sorpresa el escudo que el Gobierno de España ha elegido para nuestros soldados destacados en Irak. En realidad, difícilmente podrían haber ideado uno mejor. La cruz de Santiago, el apóstol matamoros, que asemeja la forma de una espada, es más que adecuada para unos combatientes que van a participar en la cruzada que los Estados Unidos vienen emprendiendo por medio mundo desde el 11 de septiembre de 2001.
Esta cruz no podía ir acompañada sino por las columnas de Hércules y su lema "Plus Ultra", que abanderó la cruda e ilegal expansión de España por medio planeta hace cinco siglos: ahora han cambiado los protagonistas, pero los hechos son sorprendente -y desalentadoramente- parecidos.
Pór último, la sigla en inglés IF, pone de manifiesto que esta brigada azul pagada con el dinero de los presupuestos destinados a defender el territorio español marcha en realidad al servicio de la gran potencia angloparlante, a cuyos intereses ha quedado rendida toda la política exterior de nuestro pobre país.
Lo único que me sorprende es que el Gobierno de Madrid, que tantos tumbos ha dado últimamente, haya demostrado tan perspicaz penetración en algo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de julio de 2003