Aquí seguimos los sufridos vecinos de las calles de San Emilio y Ricardo Ortiz padeciendo la existencia de una calle particular llena de basura. Cuando hace un año (14-7-2002) EL PAÍS publicó nuestra queja, la respuesta de los responsables que lucen el pretencioso eslogan "Madrid limpio es capital" fue fulminante y necesitaron dos días para quitar toda la porquería. De entonces acá, previo aviso al 010, han paseado sus camiones tres veces: la primera limpiaron malamente; la segunda se llevaron un colchón, y la tercera, un palé (en un año). También tenemos coches abandonados.
Y aquí estamos, pendientes de un contencioso entre el Ayuntamiento y la propiedad con muchos millones en litigio (EL PAÍS, 2-10-1992). No se entiende que la calle no figure en un itinerario regular de los servicios de limpieza; quizá su falta de nombre la haga inexistente. Está claro que ni con Manzano ni con Gallardón tienen nuestros males remedio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 28 de julio de 2003