Con estupefacción oigo decir al representante de la Asociación de Locales de Ocio de Madrid que las medidas que pretende imponer el Ayuntamiento para controlar el ruido que impide a los vecinos dormir son una locura porque los dueños de los locales tienen familias que alimentar. Está claro, los vecinos no tenemos familia; los vecinos no tenemos derechos a pesar de que el derecho al descanso está recogido en los Derechos Fundamentales; los vecinos de las zonas donde los dueños de los locales de ocio se forran sólo tienen derecho a ajo y agua.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 28 de julio de 2003