No hubo "lágrimas negras", como en el bolero, pero sí mucha emoción en el acto de la entrega del premio Donostiako Jazzaldia al pianista cubano Bebo Valdés, horas antes de que subiera al escenario de la Plaza de la Trinidad para interpretar, junto al cantaor Diego el Cigala, el recital de boleros recogido en un disco que ayer hizo entrega al alcalde donostiarra.
Acompañado de tres de sus hijos, Chucho, Maira y Rickard, el octogenario músico, al que rescató del anonimato Fernando Trueba en su filme "Calle 54", agradeció el galardón con un piropo hacia el certámen que le distingue. "Dizzy Gillespie me dijo hace años que este Festival era el mejor del mundo", relató ante un público entregado que llenaba el salón de plenos, "pero creo que se quedó corto". Hasta en la expresión del alcalde Elorza, aficionado empedernido, asomaba la sonrisa del incondicional.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 28 de julio de 2003