El Vaticano lanzó ayer una nueva y durísima condena para oponerse a todo avance hacia el reconocimiento del matrimonio entre homosexuales y recordó a los políticos católicos la obligación de oponerse a todas las leyes que validen esos lazos. En un documento de 12 páginas, la Santa Sede insiste en que esas uniones son "inmorales" y "nocivas" para la sociedad. El texto, anunciado a principios de semana, fue recibido ayer con protestas de los grupos gays, que lo consideraron un nuevo e "intolerable ataque" y fue denunciado ante la justicia por el Partido Radical.
El documento Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales lo firma la Congregación para la Doctrina de la Fe, y responde plenamente a la línea de combate desarrollada en los últimos tiempos por el cardenal Joseph Ratzinger, su máximo responsable. Expresa los temores de la Iglesia ante los avances espectaculares en Europa y América hacia la equiparación de derechos entre homosexuales y heterosexuales.
La Santa Sede ve en esta nueva "tolerancia" hacia los gays el germen de una subversión absoluta de los principios de la sociedad. De ahí que el texto recuerde a los Estados que una política que favorezca y legalice estas uniones "puede poner en peligro las bases de la moral pública".
No a las adopciones
El documento parte de la necesidad de "proteger y promover la dignidad del matrimonio, fundamento de la familia, y la solidez de la sociedad" ante la intención de los legisladores en algunos países de reconocer las uniones homosexuales, otorgándoles los mismos derechos que a las heterosexuales, incluido el de adoptar hijos. Algo que repugna a la Santa Sede, que en el documento considera inaceptables estas adopciones porque someten a los niños a "violencias de distintos tipos", lo que las hace "gravemente inmorales y en contradicción con los principios de tutela a la infancia fijados por la ONU".
El texto subraya que no hay fundamento para equiparar o establecer analogías "ni siquiera remotas" entre las uniones homosexuales y el matrimonio entre hombre y a mujer. "El matrimonio es santo, mientras que las relaciones homosexuales están en contradicción con la ley moral natural. Los actos homosexuales arrancan el acto sexual al don de la vida, y no pueden ser aprobados en modo alguno", afirma el texto, que insiste en calificar la homosexualidad como un "desorden" y un pecado grave contra la castidad.
"El reconocimiento legal de las uniones homosexuales o su equiparación con el matrimonio supondría no sólo aprobar una conducta desviada", se señala, "sino que equivaldría a oscurecer valores básicos que pertenecen a la herencia común de la Humanidad". El documento rebate el reconocimiento de estas uniones desde cuatro aspectos: racional, biológico, antropológico, social y jurídico. El Vaticano objeta que las legislaciones favorables a esas uniones son contrarias a la recta razón, ya que confieren garantías jurídicas análogas a las del matrimonio. Una cosa es el comportamiento sexual individual, entendido "como un fenómeno privado", y otra como fenómeno público legalmente reconocido como institución.
Desde un punto de vista biológico, el rechazo se basa en que esas uniones contribuirían a "desvirtuar la institución del matrimonio", al no asegurar adecuadamente la procreación y por tanto la supervivencia de la especie. Una objeción que se repite desde lo social, ya que, dice el documento, "el reconocimiento legal supondrá la redefinición del matrimonio que pierde su esencia como unión para la procreación y la educación".
El Partido Radical italiano reaccionó ayer al llamamiento de la Santa Sede presentando ante la Fiscalía de Roma una denuncia contra el Vaticano, al que acusa de interferencia ante los estados.
Las críticas fueron ayer especialmente duras en Alemania donde las protestas no sólo fueron unánimes entre los partidos de la coalición gubernamental, socialdemócratas y verdes, bajo cuyo Gobierno se legalizó a las parejas homosexuales, sino también de la oposición cristianodemócrata y liberal.
En España, el PSOE condenó el documento vaticano al que calificó de "desafortunado" por considerar que atenta contra la igualdad de los ciudadanos. Además, la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales calificó de "inadmisible" la "injerencia" de la Iglesia católica en la política.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 1 de agosto de 2003