El estreno de Electra devuelve al Festival de Mérida el gusto por lo clásico, en su más amplia extensión. Un montaje frío de formas pero sugerente de fondo, distante en su estructura teatral pero emotivo, poético y con un toque existencialista final. Actores y público vivieron en la noche del jueves una comunión perfecta. Esta Electra, de Antonio Simón, en versión de José Sanchis Sinisterra, remarca el sabor de lo clásico en su lectura más tradicional, y el público lo agradeció tras la polémica alrededor de Lisístrata con su aura mediterránea y fallera. Esta vez la gente se sentó tranquila porque las noticias anunciaban una tragedia sin pretensiones innovadoras y remarcando el sabor del texto original, con una lectura emotiva, con pasiones y luchas domesticas al fondo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 2 de agosto de 2003