"Ha sido un año duro éste, parecía que nunca llegaba el l de agosto", comentó ayer José María Aznar en Menorca en la primera jornada de sus vacaciones. Aznar, acompañado de su mujer Ana Botella -"la política de la familia", aseguró el presidente del Gobierno- y de su hijo pequeño, Alonso, comenzó su ya tradicional estancia de vacaciones, aislado, en la finca rural de Son Camaró, en el municipio de Ferreries, en el camino de Es Migjorn.
En sus primeras horas se dedicó a la lectura y logró leer la mitad de la obra de Paul Auster Libro de ilusiones. Seis libros de poesía (Humberto Saba, Víctor Botas, Diego Valverde, entre
los autores) y seis de narrativa y pensamiento intregran el baúl de lecturas. La obsesión anti americana, de Jean-François Revel; Tiempos modernos, de Paul Johnson, o Los mitos de la guerra civil, de Pío Moa, son algunos
de los textos elegidos por
el líder del PP.
"El curso ha sido duro, han pasado muchas cosas, pero afortunadamente ha terminado bien", recalcó un Aznar, bromista, satisfecho y relajado. No quiso hablar de política ni del PP. Dijo que no espera "ni sucesores ni pretendientes, ni nada de nada".
Se postuló como futuro turista de Menorca "en condición de ex", ironizó sobre las muchas ofertas de trabajo que ha recibido para cuando tenga "que salir de la casa que ocupamos en Madrid (La Moncloa)". Aznar no jugará a golf ni a padel, correrá cada día en un bosque.
En el posado ella vestía un traje de lino con bordados y blonda. Aznar pantalón caqui y camisa blanca.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 2 de agosto de 2003