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El ataque suicida contra el hospital militar ruso deja más de 40 muertos

El director del centro sanitario de Mozdok es detenido, y el jefe de la guarnición, suspendido

El ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Ivanov, suspendió ayer de sus funciones al jefe de la guarnición de Mozdok y comandante del 429 Regimiento Motorizado después de inspeccionar el lugar del atentado suicida perpetrado el viernes. Poco después, la fiscalía militar rusa ordenó la detención del director del hospital, el teniente coronel Artur Arakelian, acusado de "negligencia criminal" por no haber ejecutado la orden de aumentar las medidas de protección en torno al centro sanitario.

El futuro del responsable de la guarnición dependerá de los resultados de la investigación sobre cómo un camión lleno de explosivos pudo transitar libremente por Mozdok -sede de una importante base militar rusa-, burlar los controles y entrar en el territorio del hospital militar, que destruyó completamente al estallar, matando a más de 44 personas y provocando heridas a más de 80.

Según Ivanov, el mando de la guarnición incumplió las órdenes de reforzar la seguridad de las instalaciones militares, que se volvieron a dar en junio, después de que una chechena suicida se inmolara en Mozdok junto a un autobús que llevaba especialistas militares al aeródromo local. Ante la entrada al hospital ni siquiera había los típicos bloques de hormigón que normalmente ponen los militares en las zonas de conflicto.

Las investigaciones ahora se concentran en encontrar a los cómplices del suicida que conducía el camión, señaló Ivanov. El ministro, quien llegó ayer a Osetia del Norte enviado por el presidente Vladímir Putin, aseguró que ya se habían hecho progresos en este sentido, y culpó a la guerrilla chechena de haber organizado el sangriento atentado. Además, informó de que como explosivo se utilizó el nitrato de amonio, la misma sustancia usada hace cuatro años para volar edificios de viviendas en Moscú y Volgodonsk. El Kremlin también atribuyó aquellos mortíferos atentados a los separatistas chechenos, pero algunas personas han acusado a los órganos de seguridad rusos de haberlos organizado.

El mando político-militar de la guerrilla insistió ayer, a través de un portavoz del líder independentista Aslán Masjádov, que no dio orden de destruir el hospital de Mozdok. Masjádov siempre ha negado estar tras los diversos atentados suicidas que desde hace ya más de seis meses conmocionan a Rusia. Sin embargo, el Kremlin no duda de que el ataque kamikaze del viernes es obra de los guerrilleros, cosa que, por lo demás, tampoco desmiente el presidente rebelde. Masjádov no controla a todas las fuerzas que resisten lo que los chechenos independentistas califican de ocupación rusa. El más prominente de los incontrolados es Shamil Basáyev, el legendario comandante guerrillero que organizó la toma de rehenes en el hospital de Budiónnovsk, en 1995, y la incursión a Daguestán, en 1999, acción esta última que sirvió de pretexto a Moscú para comenzar la segunda guerra contra Chechenia.

Los militares rusos piensan que Basáyev, quien perdió la pierna derecha durante su retirada de Grozni a fines de enero de 2000, es el ideólogo de los ataques suicidasque están estremeciendo a Rusia. El mismo Basáyev ha prometido "llevar la muerte" a todo el territorio del país, especialmente a las ciudades que envían soldados a luchar en Chechenia.

El horror que causan los atentados ha reavivado la polémica en torno a la pena de muerte. Varios políticos, entre los que destacan el gobernador de Kémerovo, Amán Tuléyev, o el líder del progubernamental Naródnaya Partia (Partido del Pueblo), Guennadi Raikov, piden ahora que vuelva a aplicarse a los terroristas.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 3 de agosto de 2003