Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Crónica:RUGBY | El camino hacia la Copa del Mundo

¿Quién para a los All Blacks?

Sólo Inglaterra ha ganado por poco a Nueva Zelanda, que ha arrollado a Suráfrica y Australia

El rugby es un deporte con diferencias a veces desmesuradas. Su propia historia, con unos pocos países destacados en la cumbre casi siempre, lo ha favorecido. Pero ahora el asombro lo han producido dos resultados de escándalo. Para hacerse una idea rápida, es como si Brasil, en fútbol, ganara por goleada a Francia o Alemania. Una victoria sería explicable, pero no por 7-0. Y además, en París o en Francfort. Ni siquiera en Río de Janeiro. Es lo que acaban de hacer los All Blacks neozelandeses en los dos primeros partidos del Tri Nations, el torneo que disputan anualmente las tres grandes selecciones del hemisferio sur. 52-16 a Suráfrica, en Pretoria, el pasado día 19 y 50-21 a Australia, en Sydney. Siete ensayos y récords históricos de diferencias en ambos casos, pues la mayor derrota de los Springboks surafricanos había sido un 28-0 en 1999 y de los Wallabies australianos 43-6, en 1996.

Pero las palizas de los All Blacks, cuando apenas faltan tres meses para una larga Copa del Mundo, del 10 de octubre al 22 de noviembre, y precisamente en Australia, actual campeona, invita a la pregunta: ¿Quién para a los All Blacks? De momento, sólo lo ha hecho Inglaterra, la gran reina del norte, que los derrotó en junio, en Wellington, a domicilio, aunque por sólo dos puntos, 15-13. Curiosamente, el nuevo choque Nueva Zelanda-Inglaterra, podría repetirse el 8 de noviembre, en cuartos de final de la Copa, si los ingleses pierden con Suráfrica en el partido previo que debe dar el liderato de su grupo. Si no, deberían esperar ya a la hipotética final soñada.

Nueva Zelanda empezó entren ándose en junio con dos victorias ya concluyentes, 55-3 frente a la hundida Gales, una sombra siempre del equipo mágico que asombró en los años 70 con los Williams, Edwards o Bennett, y una más modesta, 31-23, ante Francia. Pero su preparación de cara al Tri Nations se demostró perfecta. Los All Blacks, sin Lomu, que arrastra su grave problema renal, han formado un bloque espléndido, con una defensa casi insalvable y una capacidad espectacular para aprovechar situaciones favorables en ataque. Los mismos tres cuartos que cierran todos los huecos en las aperturas rivales, se desdoblan con una rapidez explosiva en abanicos imparables. Sin tener la enorme complexión física de Lomu, ha surgido un sustituto de apellido sonoro, el ala Joe Rokocoko. Sólo es una pieza, pero con una especial facilidad para ensayar. De la locomotora Lomu, a la gacela Rokocoko. Tres ensayos ante Francia, dos frente a Suráfrica y tres más contra Australia, le avalan. Diez en sus cinco partidos internacionales. Uno de los logrados ante los Springboks, posando el balón sólo a una mano con una rapidez de ardilla para evitar que un posible placaje final le sacara de la zona de marca, fue una de sus genialidades.

Los All Blacks destilan calidad. El ya veterano y rocoso centro Umaga, por ejemplo, o el otro joven ala, Howlett y el nuevo apertura Spencer. Y los delanteros. El ensayo del tercera línea Meeuws contra Suráfrica fue un modelo de saque de lateral y de maul -melée espontánea- saltados, ganados, construidos, girados y finalizados con una celeridad y perfección absolutas. Nueva Zelanda dominó tanto a Suráfrica como a Australia en todas las facetas del juego, y también aprovechó sus errores. Los de pase en los Springboks y hasta la expulsión temporal del ala australiano Sailor por placaje adelantado al zaguero neozelandés Muliaina. Cuando salió, los All Blacks ganaban por 8-5. En superioridad numérica se pusieron en 20-5 con dos ensayos. Como felinos.

Anteayer, Australia levantó la cabeza y ganó, en Brisbane, 29-9, a Suráfrica, en el duelo de segundos. Había perdido 26-22 en Ciudad del Cabo. Ambos visitarán a Nueva Zelanda el 9 y el 16. Temblando, aunque ya todo queda enfilado a la Copa del Mundo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 4 de agosto de 2003