Portugal vive una de las mayores catástrofes de las últimas décadas. Violentos incendios asolan desde hace una semana casi todo el territorio, y el país está, literalmente, en llamas. Hasta ahora hay nueve muertos, seis de ellos ayer, centenares de personas han sido evacuadas, docenas de pueblos están parcialmente destruidos por el fuego y varias fábricas han quedado consumidas por las llamas. Temperaturas extremadamente altas, aliadas con niveles de humedad muy bajos, parecen ser la causa de la tragedia. Desbordado, el Gobierno ha solicitado ayuda internacional.
Lisboa ha activado el mecanismo de protección civil de la Unión Europea, según anunció anoche el secretario de Estado de Administración Interna, Luís Paes de Sousa. Se trata de una solicitud formal de ayuda al resto de los países miembros ante situaciones de emergencia. Durante el fin de semana, ya habían llegado nueve aviones desde Italia, Alemania y Marruecos, pero los dos aparatos enviados por España la semana pasada tuvieron que regresar para trabajar en la extinción de los incendios de Extremadura.
"La única solución es que la meteorología cambie, una intervención divina". Las declaraciones de Andrea Canetto, piloto de la Fuerza Aérea italiana, ayer a la cadena de televisión SIC, traducen la desesperación que vive Portugal. El sábado, una veintena de incendios se propagaban por todo el país, pero ayer dejó de ser posible hacer cualquier tipo de cálculos. El fuego parece "que explota desde el suelo", afirmó el ministro de Administración Interna, Figueiredo Lopes.
Al menos 15 de los 18 distritos (las zonas administrativas en que esta dividido Portugal) vivieron el drama del avance incontrolable de las llamas. En muchos de ellos, varios focos de incendio se activaban sistematicamente y en pocos minutos se volvían en enormes lenguas de fuego que el viento relativamente fuerte hacía avanzar sin control. Demasiado repartidos por los muchos puntos críticos, los bomberos y los militares tenían enormes dificultades en actuar de forma efectiva. Más de 3.000 bomberos, unos 400 militares y 700 vehículos combatían las llamas.
Castelo Branco, Santarém, Leiria (en el centro del país) y Portalegre (en la frontera con Extremadura) eran los distritos más afectados. En Chamusca (Santarém), cuatro personas murieron alcanzadas por llamas. Dos de ellas eran chilenos que formaban parte de un equipo de limpieza de caminos forestales contratados para frenar la propagación del fuego. Un bombero murió durante la madrugada en Figueira de Castelo Rodrigo, en el distrito de Guarda (centro), y un anciano no pudo escapar a las llamas mientras conducía su tractor en Ponte de Sôr (Portalegre). En los tres días anteriores otras tres personas murieron en los distritos de Castelo Branco y Portalegre.
El estado salvaje en que se encontraban los caminos de montaña, que impide el acceso por vía terrestre de los bomberos a muchos focos de incendio al tiempo que facilita su avance, es una de las mayores críticas dirigidas a la administración local y central por las poblaciones y por la oposición. El propio presidente de la República, Jorge Sampaio, criticó el viernes la poca atención dedicada a los bosques por sucesivos gobiernos. En la madrugada del sábado, el primer ministro, Durão Barroso, dirigió un mensaje al país, en el que aseguró que se han movilizado todos los medios, pero que se trata de "una situación excepcional", que ningún país o Gobierno tendría capacidad de controlar solo y que éste no es el momento de repartir culpas.
El Gobierno accionó un plan de intervención rápida en situaciones de catástrofe, en colaboración con el Instituto Nacional de Emergencia Médica. Hay docenas de heridos con quemaduras, muchos casos de intoxicación, pero principalmente, las autoridades dan cuenta de personas en estado de choque y con accesos de pánico.
Durante la última semana, se estima que más de 15.000 hectáreas han ardido en todo Portugal. Según un informe provisional de la Dirección General de Bosques, más de 40.000 hectáreas han sido consumidas por las llamas en lo que va de año.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 4 de agosto de 2003