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Reportaje:

El agobio de las deudas

El policía acusado de descuartizar a su esposa estaba implicado en negocios poco claros con resultados económicos desastrosos

"¿Cómo viven los policías en la cárcel?". Juan Antonio Granadal, de 37 años, el policía municipal de Premià de Mar (Barcelona) que está acusado de matar a golpes y descuartizar a su mujer, Mari Mar Miñana, de 34, el pasado día 23 de julio, hizo esa pregunta hace un par de meses a un funcionario de prisiones en una terraza en Premià de Dalt. Granadal, que ahora sólo recuerda que se le disparó el arma reglamentaria, ha ingresado en la cárcel Modelo de Barcelona. La juez mantiene el secreto de sumario, pero la investigación apunta a que el acusado planeó la desaparición de su mujer después de que ésta se opusiera a que su padre, Paco Miñana, ex contratista de obras, continuara cubriéndole las deudas de sus negocios.

El crimen ha dejado sin habla y con el alma helada a Premià de Dalt, donde Mari Mar, una auxiliar de enfermería, vivía con su marido y sus dos niños de 9 y 4 años. Sus padres y sus dos hermanos son tan conocidos en Premià como lo era la trayectoria de Granadal, salpicada de actividades poco claras. El agente estuvo implicado hace unos años en una presunta estafa a los titulares de un estanco de Vilassar, que le traspasaron la gestión mediante un acuerdo privado. Granadal los conocía porque su madre era su empleada de la limpieza. El agente dejó pronto de pagar las sacas a Tabacalera. Los titulares, acosados por las deudas, le denunciaron ante un juez de Mataró. Granadal salió absuelto y está pendiente de apelación. Poco después, el agente se enroló en la construcción y acumuló deudas con los trabajadores, la Seguridad Social y los suministradores. Ahora, acababa de instalar en Barcelona una línea 906.

"Los funcionarios estamos sujetos a la ley de incompatibilidades pero también se puede utilizar el nombre de terceras personas. Y, además, no sé nada de eso", le disculpó ayer Alberto Pascual, jefe de la policía de Premià, la segunda mejor pagada de España. Pascual negó que se hubiera expedientado a Granadal, que amenazó hace años con suicidarse y logró la baja por depresión. El Mundo reveló ayer la existencia de un informe interno de 1999 que aconsejó, sin éxito, el cese de Granadal por trastornos mentales.

Tras matar a su mujer, Granadal anunció a sus suegros que Mari Mar le había dejado. "Me voy a Brasil con el hombre de mi vida. Me llevo 40.000 euros y las joyas", decía el mensaje que se envió él mismo con el móvil de ella. Luego simuló otra llamada desde Valencia y después, que iba a Málaga a buscarla. Seguramente, necesitaba tiempo para deshacerse del baúl oculto en su casa. No lo tuvo: su cuñado sospechó y lo delató.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 5 de agosto de 2003