Al cierre del último ejercicio, el pasado 30 de junio, el déficit del Barcelona ronda los 150 millones de euros, según una auditoría promovida por la nueva junta directiva del club. Estas pérdidas son las que el presidente, Joan Laporta, planteará en la asamblea de socios compromisarios que se llevará a cabo el próximo día 22. La actividad ordinaria de la entidad en la pasada temporada produjo un déficit de 60 millones.
Los dirigentes quieren ahora realizar una provisión de fondos de 30 millones para hacer frente a la inspección de Hacienda, que está concluyendo, correspondiente al periodo comprendido entre 1996 y 1999, y de otros 60 millones para compensar la pérdida de valor de los jugadores de la plantilla que no cuentan para el técnico, Frank Rijkaard, pero que aún no han sido amortizados, según publicó ayer La Vanguardia -Txiki Begiristain, el secretario técnico, notificó ayer precisamente a Daniel Bolotnicoff, su agente, la intención de ceder a Riquelme a un equipo europeo-. Fuentes conocedoras de la auditoría indicaron también ayer que esta última cifra puede oscilar entre los 40 y los 65 millones.
La situación real del Barcelona dista, pues, mucho de la que planteó Enric Reyna en su despedida como presidente circunstancial azulgrana tras la dimisión forzada de Joan Gaspart. Entonces situó la deuda neta del club en tan sólo 98 millones.
La directiva de Laporta tiene previsto reunirse de nuevo mañana para estudiar la situación, tanto la económica como la deportiva, y preparar la estrategia a seguir en la aludida asamblea de compromisarios.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 6 de agosto de 2003