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Reportaje:CULTURA Y ESPECTÁCULOS

Escocia reabre con Monet las puertas de su Real Academia

La exposición del pintor impresionista francés, inaugurada por el príncipe Carlos, inicia un nuevo capítulo en la historia del edificio neoclásico recién rehabilitado en Edimburgo. Cerca de noventa pinturas se exhiben en sus nuevas salas.

Con la exposición Monet: del Sena al mar, centrada en un periodo seminal del maestro impresionista francés, la Real Academia Escocesa, de Edimburgo, recupera su grandeza de antaño. Cerca de noventa pinturas se exhiben en las salas de este edificio neoclásico del siglo XIX que, en la segunda fase de su renovación, quedará enlazado con la vecina Galería Nacional. "Escocia", dice su director, Michael Clarke, "cuenta ahora con un centro de exposiciones de primer rango mundial".

La obra de Claude Monet (1840-1920) se exhibió en la Real Academia Escocesa hace medio siglo, pero ahora retorna con todos los honores. El príncipe Carlos presidió ayer la inauguración oficial de la muestra de 89 lienzos del impresionista francés, pintados entre 1878 y 1883, con la que hoy vuelve a abrir sus puertas al público el majestuoso edificio neoclásico. Construido por William Henry Playfair, el arquitecto que concedió a Edimburgo el epíteto de Atenas del Norte con sus diseños inspirados en el Partenón, ha sido remodelado para competir con los grandes museos europeos.

En la segunda fase del llamado proyecto Playfair, que está previsto termine el verano próximo con un coste total en torno a los 42 millones de euros, la academia enlazará sus instalaciones con la vecina sede de la Galería Nacional de Escocia, entre cuya colección destacan cuadros de Velázquez, El Greco, Gauguin y el propio Monet. Estos 1.500 metros cuadrados de espacio hábil adicional, repartidos en 11 salas, se destinarán exclusivamente a exposiciones temporales cuyo montaje no era posible hasta ahora. "Los impresionistas y posimpresionistas dominarán nuestra oferta de los primeros años. Es una decisión deliberada, puesto que es necesario asegurar el éxito popular para establecernos con centro de exposiciones", admite el director del proyecto y de la galería, Michael Clarke. A Monet le sucederán Tiziano, Degas, Gauguin, Van Gogh, Matisse, en un calendario que se extiende más allá del 2006. El arte escocés y las muestras contemporáneas de fotografía también tendrán cabida en las restauradas instalaciones, a cargo del equipo de arquitectos dirigido por John Miller. Clarke pisa sobre seguro, pero también se arriesga con el periodo escogido para celebrar la genialidad del maestro impresionista. Monet: del Sena al mar se centra en cinco años, de 1878 a 1883, frecuentemente pasados por alto por otros expertos. Falto de ingresos económicos y abrumado por la enfermedad de su primera esposa, Camille, el pintor se refugió con su familia en el pueblo de Vétheuil, a 70 kilómetros de París y bañado por el Sena, de donde haría repetidos viajes a la costa normanda. Pintó sin cesar, del orden de un lienzo cada cinco días, reproduciendo paisajes rurales y marítimos, escenas del río, bodegones y retratos.

Huía de las técnicas y motivos modernos para asegurar la venta de su producción, pero terminó inventando una nueva forma de percibir la naturaleza. "Es una fase importante, seminal, en la carrera de Monet. Sin estos años en Vétheuil y junto al mar, no hubiera producido las famosas series de nenúfares de Giverny, de hacinas de heno, de la catedral de Rouen... Fue aquí donde quedó fascinado por la idea de la naturaleza cambiante", defiende el director y uno de los comisarios de la muestra. En las escenas repetidas de acantilados normandos a diferentes horas del día y en las panorámicas de deshielo en el Sena, durante el crudo invierno de 1880, se aprecia la genuina técnica y visión de Monet. Camille Monet, en el lecho de su muerte, de 1879, es un emotivo homenaje a su mujer y un ejemplo inusual de un artista no reconocido como "pintor del alma atormentada", según el comisario Richard Thomson.

Con Monet exhibido hasta el 26 de octubre, Edimburgo eleva su perfil como centro artístico internacional. El renovado edificio es ya símbolo cultural de Escocia, adelantándose a su polémico símbolo arquitectónico nacional, la sede del Parlamento autonómico diseñada por Enric Miralles, cuya construcción sigue en la zozobra desde la inesperada muerte del arquitecto catalán en julio de 2000.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 6 de agosto de 2003