Lo que hace tres años era una inversión redonda de 5.000 millones de euros se ha transformado en un dolor de cabeza para Repsol YPF y sus socios British Gas y Pan American. La inestabilidad política y económica de Bolivia, diferencias con el distribuidor del gas en Estados Unidos y retrasos en la decisión del puerto por donde deberá desembarcar el combustible han puesto obstáculos al proyecto.
La idea era convertirse en el principal proveedor de gas natural de la costa de California y México utilizando las inexploradas reservas de Bolivia, en un negocio anual estimado en 194 millones de euros.
Además, el retraso de al menos un año en el comienzo del plan ha intranquilizado al Gobierno estadounidense, que ha abierto la puerta a nuevos competidores, de Perú, Australia, Rusia y Alaska, que podrían hacerse cargo del suministro a un menor precio y con más rapidez.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 10 de agosto de 2003