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CARTAS AL DIRECTOR

El estado de la nación

Andamos preocupados por el estado de la nación española. Se me ocurre pensar en el periodo democrático que empezamos a vivir en el año 1976 y en la Constitución del 78. Se produjo una transición desde el propio sistema franquista sin pedir cuentas a nadie, sin dictar ninguna condena por atentar contra los derechos humanos durante la Guerra Civil y durante los años de dictadura.

Ahora nos dicen que la democracia que llegó está consolidada, ya no hay peligro por golpes de Estado tan famosos en Latinoamérica; pero se nos olvida decir que nuestra democracia no avanza hacia un mayor perfeccionamiento del sistema político ni hacia un mejor funcionamiento del mismo.

Más bien, da la sensación de que si se tiene dinero o influencia política se consigue un caparazón protector contra la justicia; los partidos políticos no quieren oír hablar de una completa ley de financiación de los mismos, con ello se crea sensación de estar apoyando casos como los de los tránsfugas de la Comunidad de Madrid o los problemas de Marbella, por citar algunos. Se hacen Pactos por la Justicia, por la Libertad; pero no se quiere dotar al sistema de partidos de transparencia, de honradez y de fiabilidad y credibilidad.

No sé si merece la pena seguir pensando en creer a ciegas en la democracia o bien sólo pensar en el trabajo, en el coste de las viviendas, en el futuro incierto de mucha gente.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 11 de agosto de 2003