No sólo en los fuegos trabajaron ayer los bomberos.
Alrededor de las 10.25 horas, un edificio de la calle de Grases de Barcelona, en el distrito de Sants-Montjuïc, se desplomó dejando bajo los escombros a dos de los tres obreros que trabajaban en la cimentación de un solar contiguo. Ambos fueron rescatados y trasladados al hospital Clínic con sendas fracturas de tibia. Ningún vecino o peatón resultó herido. Casi cuatro horas después del desplome, y tras apuntalar las partes del inmueble que corrían riesgo de derrumbarse, los bomberos levantaron el dispositivo de seguridad. El alcalde accidental, Jordi Portabella, les felicitó por la "rapidez y eficacia en la actuación, que ha evitado daños mayores".
Aunque todo apunta a que el hundimiento fue causado por la propia actuación de los obreros, que en los trabajos de cimentación de una futura vivienda habrían dañado la estructura del edificio aledaño, el Ayuntamiento prefirió mostrarse prudente. "Los propietarios del inmueble caído tendrán que solicitar un informe a un arquitecto para determinar las razones del desplome y decidir si se tira lo que queda o se reforma todo", apuntó un portavoz municipal.
En el rescate, que duró casi dos horas, participaron 24 bomberos. Dos viviendas junto a la que se hundió también sufrieron diversos desperfectos. Los servicios sociales del consistorio han ofrecido ayuda a los vecinos de las casas dañadas para facilitarles alojamiento.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 12 de agosto de 2003