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CAOS EN EE UU Y CANADÁ

El alcalde de Nueva York pide calma a los ciudadanos y apela al civismo

Las dos primeras horas después del apagón fueron de confusión y temor en Nueva York, hasta que el alcalde, Michael Bloomberg, salió a tranquilizar a sus conciudadanos y al resto del país, que seguía la tragedia sin despegarse de la televisión: "Esto no es en absoluto un ataque terrorista. Repito, no se trata de un atentado". Luego rogó que "no hicieran una tragedia de lo que era solamente un inconveniente".

Un gran inconveniente. Y un susto. Mientras él apelaba al sentido común y al civismo de los neoyorquinos, riadas de miles de personas cruzaban los puentes para salir de Manhattan sin saber lo que estaba pasando, pero de forma ordenada. Las causas, explicaba el alcalde en mangas de camisa a quienes sí le podían escuchar, eran puramente técnicas: el excesivo consumo de electricidad a causa del calor había sobrecargado la central de Niágara Mohawk que abastece una extensa área que abarca las ciudades canadienses de Otawa y Toronto, y en Estados Unidos, Nueva York, Detroit, Cleveland, Toledo y parte del lago Erie.

"Apaguen las luces y los aires acondicionados, tomen agua, sobre todo beban para no deshidratarse con este calor y siéntense a esperar tranquilamente", recomendaba Bloomberg. Eran las seis de la tarde (medianoche en la España peninsular) y el alcalde aseguraba que ya habían dado comienzo las reparaciones y, "con suerte", antes de que cayera la noche empezaría a volver la luz a varias partes de la ciudad. A primera hora de esta madrugada eso era cierto en áreas del norte y oeste, donde se localiza el aeropuerto Kennedy.

Miedo a los saqueos

Muchos pequeños comerciantes, sin embargo, relataban a las cadenas de televisión que no se irían a dormir a sus casas, por temor a que la oscuridad tentara a la gente a saquear. Al cierre de esta edición, no se había producido ningún incidente.

El alcalde parecía manejar con destreza su primera gran crisis. En apenas media hora movilizó todos los servicios de vigilancia y emergencia de la ciudad. La policía municipal patrullaba las calles y más de 40.000 bomberos habían sido repartidos a los puntos estratégicos. Cientos de personas se habían quedado atrapadas en ascensores y en el metro.

Bloomberg también aseguró que "no hay planes ni necesidad de desplegar la Guardia Nacional". En una conferencia retransmitida desde Nueva York por televisión, el alcalde afirmó que "todo funcionó como estaba previsto".

Bloomberg despejó además las dudas acerca de un fuego sobre el que habían informado los medios de comunicación desde primeras horas de que en realidad se trataba solamente el humo de la empresa eléctrica del estado de Nueva York, Com Edicson.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 15 de agosto de 2003