La derecha española se atribuye valores que tienen que ser concretizados con comportamientos diarios. Todos somos demócratas, pero nadie define con sus actuaciones esta palabra. Según el diccionario, democracia= predominio del pueblo en el Gobierno político del Estado. Si la soberanía reside en el pueblo, que a su vez lo delega en los representantes de los partidos políticos, la oposición controla al Gobierno como base de la democracia. Cuando quien gobierna coarta que la oposición realice el trabajo que le ha mandatado sus electores, está coartando la democracia. Me duele que esta teoría se dé en Torrevieja, mi pueblo, donde el alcalde todavía no ha asignado presupuesto para que la oposición empiece a trabajar. La derecha también se atribuye valores constitucionales: pondré como ejemplo la Constitución de 1789 de los EE UU, que empezó con las 10 primeras enmiendas y que, para consolidarla, creó el Tribunal Supremo, con lo que los poderes legislativo y judicial quedaron separados y con la posibilidad de controlarse mutuamente. En España, un 77% piensa que el Fiscal General trabaja para el partido en el Gobierno. ¿Qué pasa en nuestro país?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 17 de agosto de 2003