Es la segunda manifestación en Diwaniya que termina a tiros en sólo una semana. Al menos dos personas resultaron heridas ayer cuando policías de paisano, que sirven de escolta al impopular gobernador Hazim al Chalan, abrieron fuego contra un grupo de civiles que intentó asaltar el palacio de Gobierno al término de una protesta.
En esa ciudad de 450.000 habitantes, de mayoría chií, comenzaron a desplegarse las tropas españolas el 30 de julio. El 1 de septiembre, los 1.300 soldados al mando del general Alfredo Cardona serán los responsables de mantener la seguridad de la provincia de Al Qadisiya.
La marcha duró 45 minutos, y la refriega, 10. El palacio de Gobierno, un descascarillado edificio de estilo soviético situado en el centro de Diwaniya, es complicado de proteger: delante tiene un canal angosto de aguas verdosas y es accesible por tres costados. Los policías que lo defienden, una treintena de agentes sin uniforme armados con fusiles Kaláshnikov y pistolas, se agrupan en el vestíbulo y en los pasillos de la planta baja, sin dejarse ver en la explanada que sirve de aparcamiento.
Hace una semana, una manifestación similar, convocada por seguidores del imam rebelde Murtada al Sadr de Kufa (ciudad santa a 100 kilómetros de Diwaniya) y los partidos políticos excluidos del Ejecutivo regional nombrado por los estadounidenses, acabó de la misma manera, en un intento de toma de la gobernación y el robo de varios aparatos de aire acondicionado.
No parece que estas protestas tengan nada que ver con la presencia norteamericana o española, sino que se trata de cuestión de política local, de un choque entre la oposición interior y la exterior.
Uno de los heridos de ayer recibió tres balazos en distintas partes de su cuerpo, según pudo comprobar el corresponsal de la agencia Efe en un hospital local. El comandante español José Luis Sánchez Martínez-Falero, responsable de prensa de la brigada Plus Ultra (en la que se integrará el batallón latinoamericano que se encuentra en Girona), explicó anoche a este periódico lo ocurrido: "Comenzó con una pequeña manifestación pacífica de trabajadores que, al parecer, no habían cobrado sus salarios. Marcharon hacia la gobernación. Después se sumó otra gente de la ciudad y la policía local disparó. El gobernador abandonó el edificio y los manifestantes entraron en él. No tenemos noticias de muertos".
Hace una semana, los heridos de bala fueron nueve, dos de ellos guardaespaldas, según confirmó a este periódico el capitán Maizen Alí, jefe de la guardia. El vicegobernador, Mohamed Muhna, elevó a ocho los agentes heridos y acusó a una coalición impensable de agentes baazistas llegados de fuera, seguidores del imán Al Sadr (su padre y abuelo fueron asesinados por Sadam Husein) y militantes del partido islámico Al Dawa (principal oposición armada al régimen) de estar detrás de la protesta. El imam Sayed Mahmud al Awadi, moderado, confirmó esta versión a EL PAÍS, pero después añadió: "¿Se van a publicar estas declaraciones en Irak? Tengo miedo de que me maten los partidarios de Al Sadr".
Los incidentes de ayer obligaron a la presencia en las calles de las tropas estadounidenses acantonadas en dos cuarteles dentro de Diwaniya (del tercero, ocupado por los españoles, han comenzado a retirarse de regreso a Kuwait y EE UU). Varios helicópteros de combate sobrevolaron la zona durante los disturbios en un intento de apaciguar los ánimos, y una patrulla terrestre hizo acto de presencia cuando se agravaron los incidentes. No hay noticias de detenciones. Está previsto que en los primeros días de septiembre, el batallón español tome el relevo de los marines en esa zona del país. "No sé si será el 1 o el 2, pero a partir de esa fecha empezaremos a patrullar", dijo anoche el comandante en una conversación telefónica desde Diwaniya.
El gobernador Al Chalan tiene pocos amigos en Diwaniya. En las calles, plazas y cafés corren a diario habladurías sobre su ineficacia. Se le acusa de no restaurar la electricidad y el agua potable, de no combatir la delincuencia común y, lo que es peor, de corrupción. La escasez y los elevados precios de la gasolina y del queroseno (esencial para cocinar) fueron la causa de la primera manifestación hace una semana; también de los graves incidentes del pasado fin de semana en la ciudad de Basora, la principal del sur, custodiada por tropas británicas.
Nombrado por EE UU
Al Chalan fue nombrado tras la guerra por los invasores. Y según Sayed Muhsen, responsable de Al Dawa en la provincia, ni siquiera guardó las formas al llegar a bordo de un carro de combate norteamericano y vestido de militar. Pertenece al partido de Ahmed Chalabi, el favorito del Pentágono para dirigir la nación, pero detestado en Irak, donde se le considera un ladrón de cuello blanco (está acusado de desfalco en Jordania). El vicegobernador, que alcanzó el grado de general antes de huir del país, es amigo suyo: compartieron un exilio de 11 años en Londres. Preguntado por su adscripción política, Muhna se declara "independiente", pero también es un hombre de Chalabi.
Los partidos políticos y los imames contrarios al gobernador tienen previsto convocar otra manifestación (algunas fuentes aseguran que podría celebrarse hoy) para exigir la renuncia inmediata del hombre impuesto por los extranjeros. El general Alfredo Cardona es consciente de que este problema y la insuficiente representatividad del Consejo de Gobierno local pueden convertirse en el talón de Aquiles de su misión y complicar sobremanera la presencia de los soldados españoles. Busca, antes de asumir oficialmente el mando en septiembre, una salida, pero su margen de maniobra es escaso, carece de la autoridad política para destituir al gobernador.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 17 de agosto de 2003