Dani Pedrosa, de 17 años, el niño más avezado de cuantos pueblan el pelotón, escribió ayer un nuevo, y brillantísimo, capítulo en su particular años de las luces. Su victoria en Brno en los 125cc, que fue incontestable, le dispara en el primer puesto de la clasificación general y le convierte, si no lo era ya, en el máximo candidato para proclamarse campeón del mundo.
Está acompañado Pedrosa en su categoría de jóvenes a los que no les falta un punto de insolencia y de veteranos que se encuentran ante su última oportunidad de hacer algo grande en este deporte. En este último caso está el italiano Lucio Cecchinello, de 33 años. Pero éste se dio ayer un espectacular tortazo al gripar su moto en plena curva, accidente en el que también se vio envuelto el alemán Steve Jenkner, que se estrelló contra la máquina de Cecchinello y salió despedido. Eran cuarto y quinto en ese momento, con nueve vueltas por delante, y su retirada limpió la cabeza de la carrera, en la que luchaban hasta seis pilotos.
No es rodeado de rivales como mejor se maneja Pedrosa, a quien le pierde la timidez. Y más cuando alguno de aquéllos se maneja a codazos con cierta destreza. Es el caso del italiano Stefano Perugini, de 28 años, segundo ayer y segundo en la general, a 25 puntos del español. Era Perugini uno de los que quedaron en el cuarteto de cabeza, donde también figuraban el suizo Thomas Luthi y Pablo Nieto, que venía remontando a todo trapo. Pero en la vuelta 12+1, que diría su padre, Ángel, Pablo perdió el control de su moto, se cayó al asfalto y Luthi no pudo esquivar el obstáculo.
Seis vueltas quedaban y allí estaban, solos y juntos, Pedrosa y Perugini, enemigos íntimos. No se lo pensó el español. La del italiano no es su compañía preferida. Así que se fue como un tiro, le metió un segundo a su rival en la penúltima vuelta y resolvió el supuesto conflicto a lo grande.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 18 de agosto de 2003