Asisto con asombro a la distinta manera de ver y medir de la fiscalía el trato de Marbella y el de Madrid. Hoy nos asombra la reflexión que la fiscalía libremente hace del pago del hotel donde se reúnen los ediles díscolos de Marbella: ¿quién pagará esa sala y la estancia de los concejales? ¿Cómo no se preguntó esto también en el caso de Madrid? Pues bien, el PP nos niega el derecho a conocerlo con su silencio y su veto a personas que podrían dar luz a esta trama llena de recovecos, casualidades, amistades y connivencias dentro del partido, las cuales nos llevan siempre a empresas inmobiliarias dirigidas por gente muy allegadas al Partido Popular. ¿No será que las empresas son el propio partido? Aquí dejo esta reflexión para que cada uno sea libre de interpretación.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 18 de agosto de 2003