Claude Makelele ha hecho lo que Jorge Valdano define como "sentar un precedente intolerable". Esto es, desafiar en toda regla su autoridad y, por extensión, al todopoderoso Real Madrid de Florentino Pérez. Así viene actuando el centrocampista francés desde el miércoles pasado.
"Pone en peligro su carrera", insiste Jorge Valdano, director general deportivo
El que fuera uno de los futbolistas predilectos del presidente -por su sacrificio sobre el césped- se niega a cumplir cada una de las órdenes que recibe. Primero, se resistió a entrenarse. Fue llamado al orden por el propio Valdano y le respondió que estaba mentalmente fatigado. Luego, a pesar de las amenazas del director general deportivo, nunca más apareció por el campo de entrenamiento: ni el jueves, ni el viernes, ni el sábado, ni ayer.
Aún más. Le prohibieron acudir a la convocatoria de su selección y no dudó en responder. Ayer llegó a Ginerba para jugar mañana un partido amistoso contra Suiza poniendo en evidencia que lo que diga Valdano le trae sin cuidado y que su cansancio psíquico se circunscribe a la Ciudad Deportiva. El seleccionador francés, Jacques Santini, bromeó con el fax que le envió el Madrid advirtiéndole de que Makelele es baja por una "leve" alteración emocional: "Estaba escrito en español y en verano no se encuentran traductores".
El desafío de Makelele coincide con el bajo nivel mostrado por el equipo ante el Valencia, el domingo pasado. El amistoso sembró de dudas todas las líneas del Madrid, sobre todo la media. No quedó claro que Beckham sea el medio centro ideal ni que Cambiasso pueda ejercer esa función en solitario en un equipo en el que la mayoría de los jugadores no están dispuestos a colaborar en la recuperación de la pelota. Quizá Makelele tampoco pueda solucionar este problema. Pero su ausencia, más por mística que por técnica, inspira cierta melancolía.
Valdano debe de ser el primero en añorar al francés a juzgar por sus palabras. "Makelele no se pondrá la camiseta de otro equipo que no sea el Madrid", declaró ayer. Pero el jugador está convencido de que no quiere seguir en el club blanco. Se siente humillado y jura que no cumplirá su contrato ni aunque le dupliquen el sueldo. Quiere irse y para justificar su decisión apela a la oferta que dice tener del Chelsea: 10 millones de euros. Una cifra que, según él y sus agentes, Florentino Pérez le prometió que daría por buena. Esto no ha ocurrido. En vez del presidente, el que ha salido a escena a recibir a los intermediarios del club inglés ha sido Valdano, que ha negado cualquier oferta concreta.
En un vestuario con pocas pulgas como el del Madrid, los actos de insubordinación pueden ser contagiosos. Para evitar "precedentes" que pongan en peligro la disciplina interna, Florentino Pérez procuró no renovar a Hierro ni a Vicente del Bosque, el ex técnico. Sin estos dos líderes -Del Bosque, a su manera, era uno- se suponía que la voluntad de la institución y la de sus empleados se unificaría por fin. Pero Makelele ha dado un paso al costado. Nadie en el club diría que no esperaba una queja suya pidiendo más dinero. Lo que no se imaginaban era que fuese tan en serio. Tanto que ni las amenazas -"pone en peligro su carrera", avisa Valdano sin cesar- consiguen persuadirle.
Ahora los dirigentes blancos se sienten obligados a imponer un castigo ejemplarizante sin estar muy seguros de que valga la pena. ¿Un año sin jugar? ¿Mil euros por día de rebelión? ¿O mil euros por hora? ¿Cómo tipifica los hechos el reglamento del régimen interno? Prudente, Valdano se limita a decir que "el asunto está en manos del departamento jurídico del club". El director general prefiere no correr el riesgo de malinterpretar el código punitivo. En su lugar, asegura que "un club como el Madrid no puede aceptar presiones" como las que ejerce Makelele.
Los descartados
De seguir las cosas por estos derroteros, Makelele no tardará en unirse a las filas de los descartados de la plantilla. Gente como McManaman, Julio César o Munitis, que, por orden del club, no cuentan ni para entrar en la convocatoria de un amistoso y que, sin embargo, deben sudar lo suyo para abandonar la institución aunque su intención sea jugar en otra parte.
Por ejemplo, las posibilidades que tiene Munitis de salir del Madrid son cada vez más escasas, según afirmó ayer el agente del jugador, Javier González, quien se había reunido previamente con Valdano, según informa Ángel A. Giménez. "El club no acepta que juegue en un rival directo", dijo González en alusión a las presuntas ofertas del Barcelona, el Deportivo y el Valencia. "Sólo está dispuesto a negociar su traspaso si es a equipos de la talla del Racing, con todos mis respetos", añadió el representante del delantero cántabro, que tachó esa postura de "dictatorial".
Munitis, siempre según su agente, quiere "irse", algo que el club "aceptó en un primer momento". "Pero", matiza González, "con el paso de los días ha ido poniendo todo tipo de pegas. Ha negociado con mucha ambigüedad".Por otra parte, el Madrid y el Girondins de Burdeos alcanzaron ayer un acuerdo para la cesión por una temporada de Celades.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 19 de agosto de 2003