La brecha entre la inflación española y la media de la zona euro -uno de los principales indicadores de la competitividad española frente a la de los países del euro- volvió a aumentar el pasado mes de julio, hasta situarse en un punto. Ese diferencial, que en los dos meses anteriores se había mantenido en ocho décimas, creció al haber repuntado la inflación española en julio, al tiempo que bajaba la europea.
El IPC español creció una décima en julio con respecto al mismo mes del año anterior (2,8% en el índice general y 2,9% en el armonizado, válido para comparar con la UE). El de la zona euro pasó del 2% al 1,9%, según los datos que hizo públicos ayer la oficina estadística comunitaria, Eurostat. Al subir hasta un punto, el diferencial de inflación bordea de nuevo la barrera de lo permisible, según el criterio del propio Gobierno.
En el conjunto de la Unión Europea, la inflación se mantuvo en el mismo nivel de junio (1,8%). La diferencia con la española asciende a 1,1 puntos. Las tasas de inflación más elevadas se registraron en Irlanda (3,9%) y Grecia (3,5%), mientras que Alemania (0,8%), Austria y Finlandia (1%) lograron los niveles más bajos.
Baja la producción industrial
Además de la inflación, también ayer se conoció el dato de la producción industrial en la zona euro, que cayó un 1,6% en junio con respecto a un año antes. Ésta es la segunda caída interanual consecutiva de un indicador que no había registrado signo negativo desde agosto del año pasado.
Por otra parte, en Alemania los precios de producción industrial crecieron un 0,3% en julio con respecto a junio. Esta evolución sitúa la tasa interanual en el 1,9%. El incremento de julio ha superado las previsiones de los analistas, que esperaban un 0,2%. La subida se debe fundamentalmente al aumento de los precios de producción energética (un 7,7% en el último año).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 20 de agosto de 2003