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Territorio protegerá la tortuga autóctona

La población de galápago europeo (Emys Orbicularis) está al borde de la extinción. Habitantes de los humedales valencianos, estas pequeñas tortugas que no superan los 25 centímetros, se caracterizan por tener un caparazón negro cubierto de dibujos radiales amarillos.

Para evitar su desaparición, el consejero de Territorio y Vivienda, Rafael Blasco, presentó ayer un plan que incluye la recuperación de sus hábitats, el control del número de ejemplares con la instalación de redes para su captura, y un proyecto de reproducción en cautividad.

El futuro de los galápagos es, sin embargo, sombrío. La introducción de especies exóticas ha disparado la competencia por el alimento y el hábitat. Es el caso de la tortuga de Florida. Liberados por sus propietarios cuando alcanzan la madurez, estos ejemplares tienen una altísima tasa de reproducción y amenazan con desplazar a los europeos. Sólo en dos años, los centros de recuperación de especies han recogido cerca de 2.000 galápagos foráneos.

No es el único problema que afrontan las tortugas autóctonas. La proliferación de infraestructuras que fragmentan sus hábitats y fomentan la endogamia, unida a la desecación y vertido de residuos en los humedales, amenazan gravemente su supervivencia

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 21 de agosto de 2003