Toda la oposición reclamó ayer al Gobierno que revise la misión de las fuerzas militares españolas en Irak, una vez conocida la muerte del capitán de navío Manuel Martín-Oar, tras el atentado terrorista del martes contra la sede de la ONU en Bagdad. Mientras el PSOE y CiU reclaman que los ejércitos que ocupan Irak den paso al mandato de la ONU, IU exige la inmediata retirada de las tropas españolas. Sin embargo, el Gobierno interpreta que Irak es víctima de una oleada de "terrorismo puro y duro" y, en consecuencia, estima que no debe modificarse la situación actual del contingente.
"Ojalá este atentado sirva para que algunos vean quién es el enemigo", dice Trillo
Caldera advierte de que "la condena del terror no debe servir a Aznar para avalar la ocupación"
La primera muerte de un militar español en Irak ha reavivado el debate sobre la presencia del Ejército en ese territorio entre el Gobierno y la oposición. Aunque el primer partido de la oposición, el PSOE, escenificó ayer una declaración institucional en la que su portavoz en el Congreso, Jesús Caldera, se limitó a condenar "este vil y cobarde atentado", los socialistas sostienen que los acontecimientos en Irak evolucionan hacia el negativo escenario sobre el que vienen advirtiendo reiteradamente al Gobierno.
Los socialistas condenan los atentados terroristas en Irak, pero eso no justifica, a su juicio, la presencia militar española "en un Ejército de ocupación". "Nuestra condena de los actos terroristas en Irak no significa que avalemos, sino todo lo contrario, la presencia militar española porque carece de la legitimidad de la ONU", dijo Caldera.
Los iraquíes ven a las fuerzas militares desplegadas en su territorio como un ejército de ocupación que ha fracasado en su misión de paz y reconstrucción del país tras cuatro meses de presencia y, por ello, la situación se agrava día a día, interpreta el PSOE. "La gente tenía razón cuando meses atrás se manifestaba en la calle contra una guerra ilegal, injusta e inmoral que iba a dejar las cosas en Irak peor de lo que estaban".
La única salida a este avispero, insisten los socialistas, es modificar la misión española, esto es, la transformación de un ejército de ocupación en unas fuerzas de seguridad bajo el mandato de la ONU. "Tras este atentado lo que reclamamos para Irak es más ONU. Hay que llevar el debate a las Naciones Unidas y abrir en Irak una transición que culmine en unas elecciones libres", dice Caldera.
CiU también apuesta por la modificación de la misión española y su reconversión en fuerzas al servicio de la ONU. Por su parte, Izquierda Unida aboga por una solución drástica: "La imprescindible retirada de las tropas españolas desplegadas en Irak" tras constatar que este atentado "pone de relieve los temores expresados de que el conflicto iraquí derivase en una situación sin control a la que el ejército de ocupación no da ninguna solución".
El portavoz del PNV en el Congreso, Iñaki Anasagasti, responsabiliza directamente a Aznar de la muerte del capitán de navío español.
La actitud del Gobierno se sitúa en las antípodas de las reclamaciones de la oposición al no distinguir entre la condena de los actos terroristas y los problemas que plantea la ocupación de un territorio como Irak.
La ministra de Exteriores, Ana Palacio, y el de Administraciones Públicas, Javier Arenas, aseguraron ayer que el Ejecutivo no modificará sus planes en Irak ni se cuestiona la participación militar española en el territorio. Palacio se limitó a señalar que se han reforzado las medidas de seguridad en la Embajada española.
Palacio y Arenas interpretan que lo que está ocurriendo en Irak es "terrorismo puro y duro" procedente de "un entramado oscuro que hunde sus raíces en las secuelas del régimen de Sadam Husein" y descartaron que responda a una reacción a la ocupación militar del país.
Ante este diagnóstico, el Gobierno propone el mismo tratamiento que da a todo terrorismo, desde el islámico al vasco: represión policial y firmeza en las posiciones propias. De ahí que Arenas asegurase ayer que "no hay ningún cambio en el planteamiento del Ejecutivo sobre el papel de España en la reconstrucción de Irak ni sobre la misión del contingente militar allí desplazado".
En esa misma clave de lucha contra el terrorismo, la terapia que el Gobierno se plantea ante la situación de Irak es "reafirmar el compromiso de seguir ampliando la cooperación antiterrorista internacional", según Arenas.
El que el atentado que ha costado la vida al capitán de navío español se haya producido en la sede de la ONU en Irak le ha servido al Gobierno para cuestionar la distinción que la oposición hace entre terrorismo e ilegitimidad del papel de las fuerzas militares de ocupación en Irak. "Ojalá este atentado sirva para hacer ver a algunos cuál es el enemigo real y cuáles han de ser los esfuerzos que entre todos hemos de desarrollar para acabar con el terrorismo", dijo, en este sentido, el ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa. "Más que nunca, las naciones que defienden la paz y la libertad tienen que estar unidas al ver cómo la máxima expresión de la cooperación internacional, la ONU y sus representantes, entre ellos nuestro compatriota, han sido objeto del terrorismo internacional", agregó Arenas.
El presidente del Gobierno, José María Aznar, y Trillo dejaron entrever ayer que el capitán de navío trabajaba para la ONU en Bagdad, cuando Martín-Oar formaba parte del grupo de 13 funcionarios españoles, enviados por el Gobierno, que estaban integrados en la Autoridad Provisional de las fuerzas ocupantes.
Caldera, refiriéndose a esto, replicó al Gobierno que el capitán de navío no estaba bajo misión de la ONU sino de un ejército de ocupación y que la condena del terrorismo no tiene que servir a Aznar para "avalar la ocupación militar de un país como Irak".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 21 de agosto de 2003