Atrapado bajo los escombros, tras el impacto del camión bomba que el martes destrozó la sede la ONU en Bagdad, Sergio Vieira de Mello logró hablar por teléfono móvil para pedir ayuda. Según relataron sus asesores, el diplomático fallecido tenía las piernas atrapadas por dos vigas. La angustia comenzó cuando dejó de responder al móvil.
"Sergio está todavía bajo los escombros, pero no responde al teléfono desde hace una hora", relató uno de sus asesores, Ghassan Salamé, antiguo ministro libanés de Cultura. "Tiene sus piernas bajo una o dos vigas de hierro que le impiden moverse", agregó Salamé, quien describió cómo el techo del edificio se había derrumbado sobre la oficina del representante especial. El desescombro, para evitar nuevos derrumbes, se realizaba a mano. Durante una hora, los funcionarios de Naciones Unidas quisieron creer que el silencio de Vieira de Mello se debía a que su teléfono móvil se había quedado sin batería, hasta que su cadáver fue rescatado de los escombros.
MÁS INFORMACIÓN
"Mi amigo Vieira de Mello sigue allí", había dicho al principio de la tarde Paul Bremer, el responsable de la Administración de ocupación estadounidense en Irak, al principio de la tarde. Bremer y el diplomático brasileño se reunieron muchas veces, pero su relación no fue siempre fácil. "En estos últimos tiempos, las relaciones no eran buenas porque Bremer reprochaba a su interlocutor la voluntad de la ONU de estar implicada en la vigilancia de los fondos iraquíes, que el embajador consideraba que debían ser gestionados por la coalición. También discutieron por un artículo de Ghassan Salamé en el que se criticaba a la coalición", dijo ayer una persona que participó en las reuniones entre los dos hombres. Según esta fuente, que pidió no ser citada por su nombre, Bremer y Vieira de Mello "representaban dos concepciones del mundo: el primero es un neoconservador que desprecia a la ONU, mientras que el diplomático brasileño era un funcionario internacional que creía que Naciones Unidas representaba la legalidad internacional". Desde su llegada a Bagdad, Vieira de Mello quiso aumentar el papel político de Naciones Unidas en Irak, mientras que las autoridades de ocupación querían que se quedase en el terreno humanitario.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 21 de agosto de 2003