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LA POSGUERRA DE IRAK | La reacción de Naciones Unidas

Annan reprocha a EE UU la total ausencia de seguridad para Naciones Unidas en Irak

El Gobierno de Londres pide un refuerzo del papel de la ONU en las tareas de la posguerra

Un total de 191 banderas arriadas frente a la sede de Naciones Unidas en Nueva York -las de todos los países del mundo- y una a media asta: la bandera de la ONU. Con la comunidad internacional de luto por la mortífera jornada del martes, el secretario general de la organización, Kofi Annan, criticó ayer a los Gobiernos de Washington y Londres por no ser capaces de garantizar la seguridad en el territorio iraquí. Paul Bremer, el administrador civil de EE UU en Irak, niega que el país se encuentre en pleno caos, pero admite que hay un salto cualitativo en los ataques.

Kofi Annan interrumpió ayer sus vacaciones en Estocolmo -su mujer es sueca- para regresar urgentemente a Nueva York y reunirse con el Consejo de Seguridad, este mes bajo presidencia de Siria. Este Consejo adoptó de madrugada una declaración en la que reafirmaba su determinación a ayudar al pueblo de Irak. El Consejo reafirmó que "es imperativo respetar la seguridad del personal de Naciones Unidas". Además de condenar la brutalidad del atentado contra el hotel Canal de Bagdad, sede de la ONU en la capital iraquí, y de lamentar la pérdida de vidas humanas, Annan lanzó también un reproche a las potencias ocupantes: "Habíamos confiado en que, a estas alturas, las fuerzas de la coalición habrían garantizado las condiciones de seguridad que nos permitieran trabajar en la reconstrucción económica y en el restablecimiento de las instituciones. Eso no ha sucedido".

Aunque la valoración de Annan es compartida casi unánimemente y se multiplican interrogantes y críticas en EE UU por el excesivo optimismo con el que algunos contemplaron la posguerra, inmediatamente después de sus anteriores palabras el secretario general de la ONU se sintió en la obligación de quitar algo de hierro: "Pueden haberse cometido algunos errores, pueden haberse hecho algunas hipótesis equivocadas, pero eso no justifica el tipo de violencia insensata que estamos presenciando hoy en Irak". Para Annan, "estos extremistas que matan a civiles inocentes no están haciendo ningún favor al país ni a sus habitantes". En todo caso, aseguró el secretario general, la ONU continuará trabajando en Irak: "Vamos a seguir allí. No nos vamos a dejar intimidar".

Funciones humanitarias

¿En qué condiciones seguirá trabajando la ONU? Ése es uno de los debates que se reabren después del atentado, porque la fórmula de la resolución 1.483, aprobada el pasado 22 de mayo, sirvió para superar los enfrentamientos de la guerra en el Consejo de Seguridad y para dar a la ONU un papel en la reconstrucción de Irak, pero en el marco de la ocupación militar, con poderes muy restringidos y funciones humanitarias y de asesoría. El responsable británico de Exteriores, Jack Straw, declaró ayer a la BBC que tanto Londres como Washington "están abiertos a debatir en el Consejo de Seguridad la forma en la cual puede reforzarse el papel de la ONU respecto a la seguridad en Irak". Straw, que cree que el ataque del martes es "una llamada de alerta para todo el mundo", deslizó un reproche hacia el Consejo al decir que el organismo no ha solicitado nunca con claridad el establecimiento de una fuerza de la ONU en Irak.

En realidad, el lenguaje de la 1.483 es un modelo habitual de ambigüedad calculada en el que se impuso el pragmatismo, para dar un papel a la ONU sin que Naciones Unidas respaldara la invasión. La resolución está abierta a cambios, sin especificar si debe haber o no nuevas votaciones: "El Consejo revisará la aplicación de la resolución en los próximos 12 meses y considerará la adopción de las medidas que sean necesarias", dice el texto de la 1.483.

El presidente estadounidense, George W. Bush, seguía ayer en su rancho de Crawford, en Tejas, desde donde dijo el martes que "el mundo civilizado no se dejará intimidar" por el atentado contra el cuartel general de la ONU en Bagdad. Desde la capital iraquí, Paul Bremer, administrador civil de EE UU para la reconstrucción del país, dijo ayer que su Gobierno cree que el ataque no está directamente relacionado con los anteriores sabotajes o atentados contra soldados. "Es de una escala distinta a los que hemos visto hasta ahora", declaró Bremer a la CNN, sin descartar que pueda haber sido obra de elementos ligados al partido Baaz de Sadam Husein. Poco antes, Paul Bremer había dicho al programa matinal de la ABC que Washington baraja la cifra de un centenar de "terroristas extranjeros" presentes en Irak, algunos con "pasaportes y visados de Siria, Sudán o Yemen".

En todo caso, para Bremer, "el ataque terrorista no quiere decir que nos encontremos en una situación de caos". "Tenemos un problema de seguridad" -reiteró en otras declaraciones a la CBS- "que ahora tiene una dimensión terrorista, que es nueva, pero el resto de la seguridad está en una situación mejor que hace tres meses, cuando yo llegué aquí".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 21 de agosto de 2003