Con sus 31 participantes, Divas Brasil (Sony) ofrece una atractiva panorámica de las cantantes brasileñas de los últimos 45 años. En el texto de presentación del doble CD, su recopilador, el escritor Bruno Galindo, comenta que la chica de Ipanema -un ser real, "compendio de sensualidad y exuberancia", hecho canción por Antonio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes- se ha convertido "en un símbolo universal de Brasil, en una mujer colectiva, en una mujer-país".
Garota de Ipanema aparece en Divas Brasil en la millonaria versión internacional, interpretada por el saxofonista Stan Getz y el matrimonio João y Astrud Gilberto. Es la única obviedad en una antología que, aunque no incluya a divinas difuntas como Clara Nunes o Elis Regina, tiene la virtud de recuperar en su primer disco notables vocalistas que no se beneficiaron del auge de la bossa nova, el fenómeno que -tras la película Orfeo negro- abrió los oídos del mundo al prodigio musical brasileño: Dóris Monteiro, Leila Pinheiro, Elza Soares o Sylvia Telles. Algunas de estas artistas pioneras están ahora mismo siendo rescatadas en Brasil vía reediciones digitales, en deliciosos discos -distribuidos en España por Karonte- como The music of Mr. Jobim by Sylvia Telles o A bossa negra, de Elza Soares.
Pero sería una enorme ceguera reducir el Brasil de los años sesenta a los embrujos de la bossa nova. Divas Brasil recuerda también a las radiantes rebeldes del tropicalismo: Gal Costa, Maria Bethania y Rita Lee (primero conocida como cantante de los psicodélicos Os Mutantes); también están sublimes damas de la samba como Alcione y Marlene, aparte de Elba Ramalho, la estrella del noreste, en una canción pop. Según Bruno Galindo, son "musas generacionales y creadoras de primer orden, y sobre todo voces individuales, irrepetibles, esenciales".
El segundo disco de Divas Brasil está dedicado a artistas contemporáneas, de los años noventa en adelante. Urge destacar aquí que el talento brasileño es tan abundante que muchas de estas artistas graban para sellos europeos: es el caso de Andrea Marquee, Bebel Gilberto, la recién llegada Cibelle o Zuco 103, el grupo de Amsterdam que encabeza Lilian Viera. El hecho es que Brasil cuenta con una inquieta diáspora que, en muchos casos, es más audaz a la hora de ampliar las fronteras sonoras, algo que no deja de crear estupor y desconfianza entre las élites musicales brasileñas.
En la música popular brasileña, no se siente la necesidad de establecer cuotas de género: la abundancia de figuras femeninas se explica por su franqueza expresiva, su valentía creativa, su habilidad para elegir canciones. El segundo CD de Divas Brasil reivindica la faceta lésbica de Simone, recuerda a la desaparecida Cassia Eller y destaca a emergentes cantantes-compositoras como Adriana Calcanhotto o Vanessa de Mata.
Las propuestas estilísticas son igualmente llamativas: la fagocitación del reggae (Didá Banda Femenina, Vania Abreu), el rock tropicalizado (Ana Carolina, Andrea Marquee), el aprovechamiento de la nueva tecnología instrumental (Zuco 103, Cibelle, Zelia Duncan), el refina-do clasicismo (Paula Morelen-baum).
Para el autor de Divas Brasil, se trataba de construir un disco para escuchar con tranquilidad, huyendo de la tendencia alemana y británica de dar preferencia a "las visiones bailables de lo brasileño". Fuera de los canales de las pistas de baile o del circuito de la world music, queda mucho Brasil por descubrir.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de agosto de 2003