Si nos concienciaron que el gas de los desodorantes y de las lacas podía alterar la capa de ozono y aumentar los agujeros negros que favorecían los cambios climáticos ¿cuántos gases se habrán desprendido de los misiles lanzados en las dos últimas guerras? ¿Se podría pensar que esta ola de calor que se ha cobrado tantas víctimas como casi otra guerra, la hemos provocado nosotros? Cuidemos la Tierra, y todos seremos responsables para exigir consecuencias antes de iniciar otra guerra.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 25 de agosto de 2003