"Renault siempre vuelve. Y cuando Renault vuelve es para ganar, no para ser comparsa". Así hablaba el italiano Flavio Briatore, director deportivo del equipo francés, cuando éste volvió a la parrilla de salida en 2002. Renault había debutado en la fórmula 1 en 1977 y se había retirado en 1985. En ese periodo disputó 123 grandes premios, en los que logró 31 poles y cinco victorias.
Renault regresó al gran circo con el británico Jeson Button y el italiano Giancarlo Fisichella como pilotos oficiales. Fernando Alonso era el probador. Button logró dos cuartos puesto y ese fue todo el botín de la escudería.
El patrón del equipo francés no lo dudó. "Fernando Alonso acabará siendo campeón del mundo", se atrevió a decir antes de despedir a Button y dar su plaza al español, a quien bastaron dos carreras para conseguir una pole y subirse al podio, todo ello en Malaisia.
El español fue ayer aún más lejos y logró una victoria que Renault no cataba desde hace 20 años, cuando el mítico Alain Prost venció en Austria. Era el 14 de agosto de 1983 y el francés superó a su compatriota René Arnoux y al brasileño Nelson Piquet. A partir de ahí, el desierto y, en 1985, la despedida de la competición.
Todo cambió con el fichaje de Alonso, recibido con durísimas críticas para Renault por parte de la prensa británica, que no perdonaba el adiós a su compatriota Button.
Finalizada la carrera de Malaisia, el inglés Mike Gascoyne, ingeniero jefe del equipo, declaraba: "Espero que esos periodistas que me criticaban tengan pelotas para reconocer que estaba en lo cierto". Parece que lo estaba.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 25 de agosto de 2003