A lo largo de la A-8 a su paso por Bilbao hay numerosas señales que advierten de que la velocidad máxima es de 80 kms/hora y de que está controlada por radar. Lo primero es cierto porque las señales son perfectamente visibles; ahora bien, lo de que se controla la velocidad es un decir. Basta circular en ese tramo para comprobar que la mayoría de los coches (y camiones) van a 100 o más y que algunos conductores baten récords de velocidad.
Soy un profesional del volante que hago habitualmente el recorrido y hace años que no oigo que alguien haya sido multado por exceso de velocidad en este tramo, lo que me lleva a pensar que los carteles van de farol. El problema es que cada vez hay más accidentes y retenciones en la autopista, y mi experiencia me dice que el exceso de velocidad es en muchos casos la causa. Pero quienes deberían ocuparse del tema parece que prefieren mirar para otro lado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 25 de agosto de 2003