Rosa Navarro, la catedrática de Literatura que en mayo sustituyó el Anónimo que firma El Lazarillo de Tormes por un nombre, el de Alfonso de Valdés, secretario de cartas latinas de Carlos V, expuso su investigación en un curso en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en Santander, la semana pasada. Si su teoría es cierta, "significaría quitar el título de anónimo, colocarlo en la historia de la literatura 20 años antes y cambiar su sentido".
Se solía fechar el Lazarillo en 1550, pero según Navarro, la fecha sería 1530 o 1531. Alfonso de Valdés murió de peste en Viena en 1532. Y lo que "se veía como una autobiografía de un pícaro" es una "sátira erasmista" cuyo objeto es la figura del amo. "Lázaro es el testimonio de la mezquindad de esos amos", y en particular, de dos estamentos, "el clero y el cortesano".
Navarro, que trabaja para publicar "pruebas clarísimas" de la autoría, justificó la pretensión de anonimato de Valdés como "corriente", en una época en que "escribir era peligroso". De Valdés, autor de dos Diálogos que defendían a Carlos V mientras criticaban la Iglesia, y que guardan "concordancias léxicas" con el Lazarillo, era objetivo de la Inquisición, por sus orígenes judíos y su erasmismo. "En su círculo sabían quién lo había escrito. ¿Para qué firmarlo? ¿Para que lo encarcelaran?".
Navarro reconoció cierto rechazo a su teoría. Para muchos, "El Lazarillo será siempre anónimo". "¿Sabe el lío que he armado?", interrogó, refiriéndose a las fichas que habría que cambiar, o de ediciones a reimprimir. "Triunfaré si convierto mi investigación en un problema económico".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 25 de agosto de 2003